El titulo no es correcto, debiera decir:
"El juez Baltazar Garzón, el único juez en españa con las agallas en su lugar, contra el presunto estado de presunto derecho" este sería el titulo ADECUADO del articulito ad hodc.
El fondo del asunto con la trasgresión, hoy ya reprochada con una condena, es que cuando Garzón en la lectura de derechos al declarante imputado le ofrecía el derecho a guardar silencio. No lo decía en serio ni se lo creía, pues su fuero interno estaba diciendo: "tú guarda todo el silencio que quieras, que luego te grabaré en secreto cuando hables a solas con tu abogado".
Pues muy bien, pero resulta que el pueblo-pueblo -ése que es adicto a los espacios televisivos de La cinco, entre otros- no tiene asimilado ni asumido eso que se llama el Estado de Derecho, tal como está establecido jurídicamente. Para él, el fin justifica los medios. Por ejemplo, no entiende que no se pueda aplicar la tortura hasta que los asesinos de Marta del Castillo digan dónde depositaron su cuerpo, e igual con tantos casos semejantes, alguno de ellos de plena actualidad. Tampoco entiende que lo que está autorizado en casos de terrorismo, no pueda generalizarse a otros socialmente alarmantes, ni que los crímenes prescriban, ni que sea prevaricar dictar sentencias "ilegales", pero, a su albedrío, "justas". Vistas las cosas así, por quien las ve, el titular del editorial de hoy podría ser "El Estado de Derecho contra el pueblo". Al menos, así lo piensan cuantos personajes relevantes de la extrema izquierda han manifestado su opinión al respecto.
Según mi parecer, puesto el pueblo-pueblo -versus el mundo de los profesionales del Derecho- a ordenar según gravedad los delitos por los que se juzga a Garzón, pondría en primer lugar aquel por el que está pendiente de juicio: el de la captación, con la cartita a Botín, de los dineritos del Santander. De los demás, tal vez lo exoneraría, si no lo ensalzara. Así somos. Unos y otros.
Garzón se ha creído divino y por encima del bien y el mal. Ese pobre hombre es historia, afortunadamente para un país democrático.
...por muy manchada que haya quedado la toga del Señor Garzón, no lo estará ni la diezmillonesima parte que la de la guardia civil y sus componentes, todos ellos, desde el primero al último.