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Ketty Garat

La 'esperanza' de España es un pacto nacional

No deja de ser buena noticia que Rajoy y Rubalcaba conversem sobre la cuestión prioritaria de la unidad nacional.

Querido Pablo:

La diferencia entre Mariano y Esperanza y tú yo es que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan. Por eso no puedo más que darte la razón en lo que a la dimisión de Aguirre se refiere. No sólo es que los periodistas hayamos perdido a un torbellino que hablaba en titulares como puños, que daba juego informativo y provocaba polémicas no menores, que duraban varios meses. Eso es sólo la consecuencia. La causa es que la política, y por ende todos los españoles, ha perdido a uno de los pocos dirigentes que entiende la función pública desde la independencia y no como una religión en la que hay que decir amén a los dogmas de fe que imponen las directrices de partido. En aras del valor de la independencia, creo que Esperanza, a quien yo seguí informativamente en mis inicios en Libertad Digital –justo antes de ser cronista parlamentaria– es una gran pérdida para la política. Cierto es que deja escuela, pero pocos tienen su talla y su peso, y posibilidades de hablar con esa libertad que ella enarboló como causa.

Pero vamos a los que nos separa, que les interesa más a nuestros lectores y que hoy no son sólo los kilómetros de distancia entre Madrid y Roma. A la vista está que no nos viene bien que te vayas del país. Entiendo el frente de Rajoy con Monti, los cálculos gubernamentales para pedir el rescate y todo eso, pero no me ha venido muy bien que te vayas de España, en este momento en que muchos –o pocos, pero sobrerrepresentados– quieren que deje de serlo. Entre Artur Mas, sus consejeros, el PSC, ERC y demás coristas, cualquiera diría que nuestra prioridad nacional es la salida de la crisis y la creación de empleo. Que si independencia, que si pacto fiscal, que si proclamación de un Estado propio... La "algarada" o el "lío", como lo califica tu presidente, se está saliendo de madre.

La única buena noticia es que nuestros líderes, Mariano y Alfredo, hablaron por teléfono y se entendieron. Por fin Rajoy descolgó el teléfono y le expuso la situación al tan olvidado a veces líder de la oposición. Tampoco ayuda la ambigüedad calculada del mío sobre el desafío independentista catalán, el respaldo público a la Ejecutiva del PSC y su "nuevo marco federal", ni que Rubalcaba dijera el lunes en TVE: "A Rajoy se le está yendo el país de las manos". Pero no deja de ser una buena noticia que ambos, representantes de los dos principales partidos ¿nacionales?, conversen sobre un tema prioritario que tantas veces, por cuestiones partidistas, electorales, y por falta de sentido de Estado, han aplazado: la unidad nacional.

Da miedo a veces la apuesta velada por la España federal que deja entrever Alfredo, pero te digo que lo avala públicamente por una cuestión de inestabilidad interna más que por convicción. El problema se resuelve sólo con la determinación y la unidad de quienes ostentan el 90% de la representación parlamentaria. El presidente no puede sólo recibir a Mas en la Moncloa y prometerle una nueva bajada de pantalones en la financiación autonómica que siga beneficiando a Cataluña respecto a Madrid y al resto de comunidades autónomas. Ha de recibir urgentemente a Alfredo y lanzar un mensaje inequívoco de respeto a la Constitución y a la unidad territorial de España. ¿Crees que el presidente está por la labor? En lo que a mí respecta, creo que Rubalcaba necesita internamente de Rajoy para reflotar su imagen externa. Paradójico, ¿no? Creo que también el presidente lo necesita. Y es más, creo que los españoles lo reclaman. Y si hablamos de esta política partidista, en la que sólo tienen cabida el cálculo electoral y las disciplinas de Génova y Ferraz, la única Esperanza es que los dos partidos cojan el toro por los cuernos y se pongan de acuerdo.

Un beso fuerte desde España,

Ketty

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