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Cristina Losada

El Tiananmen 'feixista' del PSOE

A este paso, el único mensaje que llegará es la propaganda del lobby secesionista. No califiquemos y suspenderemos.

Cuatro eurodiputados españoles han pedido por carta a la vicepresidenta de la Comisión Europea que evalúe los "riesgos reales" de una "intervención militar" en Cataluña y que prepare un repertorio de sanciones para la pérfida España. Los cuatro jinetes, tres del nacionalismo y una socialista, querían transmitir así a las instituciones de Bruselas que los tanques del ejército español están calentando motores para aplastar las democráticas y pacíficas demandas de la población catalana. O sea, para hacer un Tiananmen en el paseo de Gracia. Lástima que no figure en la misiva, como indicio del riesgo real, que unos F-18 de la base aérea de Zaragoza sobrevuelan la región para ir y volver de sus maniobras, sembrando el miedo y la consternación por adelantado. Esto lo habrán dejado para la próxima.

Dicen que María Badía, la socialista firmante del libelo, ha presentado su dimisión. Así dimite cualquiera, pues ni renuncia a su escaño ni a las falsedades que vertía en el llamado texto. Se retira a segunda fila por el impacto y las versiones que puedan circular de la carta. Únicamente por eso. Como el PSOE no la eche del Parlamento Europeo y la expediente, bien se podrá concluir que comparte el espíritu y la letra, ambos igualmente aberrantes, del infundio. Ni siquiera le cabe escudarse en que la diputada es del PSC, y ya se sabe que es otro partido. El PSC no se presenta a las europeas. Badía fue en la lista del PSOE. Y firma una carta que da por sentada una intervención del ejército y coloca el término fascista en relación con España. Es éste un truco muy socorrido por el eco que aún encuentra en sectores de la opinión europea. Pero a qué engañarse. Los socialistas han mantenido con vida los trasnochados clichés y difuntos espectros que invocaba su diputada.

El Gobierno, por boca de la vicepresidenta, dice que esta "iniciativa" se califica por sí sola. Una pensaba que los políticos estaban ahí para calificar los acontecimientos que son de su ámbito. Nada se califica si nadie lo califica. Esta carta no aprobaría primero de la ESO ni primero de panfletos, pero es el principio de una batalla que el nacionalismo se dispone a dar y que un Gobierno no puede rehuir. España no es sólo una marca que defender ante el mundo económico. Los políticos europeos son tan sensibles a la opinión pública como los demás. A este paso, el único mensaje que llegará es la propaganda del lobby secesionista. Ya hay dos importantes medios anglosajones que han tomado partido por el nacionalismo catalán. No califiquemos y suspenderemos. 

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