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Amando de Miguel

Errores, desvíos y embaucamientos

El ministro Wert ha hablado tan claro que no parece un político.

Me refería yo aquí al hecho de que los pronósticos de los economistas y los sociólogos son generalmente criticados por su falta de precisión. Hay múltiples ejemplos. Sin embargo, no hay por qué ser tan estrictos, pues en la conducta humana y en la medición de las opiniones caben múltiples errores. Aun así, es mejor conocer que no conocer. Siempre fue un progreso el árnica frente al barro para curar las heridas. Lo que me llamó la atención fue que los errores de los meteorólogos nadie los critica. José Antonio Martínez Pons (que estudió Meteorología) razona que esa ciencia no es exacta. Me maravilla esa defensa. ¿Es que hay alguna ciencia verdaderamente exacta? La exactitud no es precisamente la cualidad más excelsa de la ciencia. Entiendo que en los mapas meteorológicos hay elementos caóticos, pero mucho más en los mapas que podríamos llamar sociales. Llamamos caos a la acumulación de variables que no logramos entender del todo. El futuro se puede predecir bastante bien... una vez que ha pasado. Eso es lo que hacemos normalmente economistas y sociólogos.

Isidro Fuentes se irrita contra el intento del ministro Wert (traducido "Valor") al pretender "españolizar a los alumnos de Cataluña". Razona don Isidro que "no se puede españolizar a los niños catalanes de la misma forma que no se puede arabizar a un árabe". No estoy de acuerdo. Claro que se pueden españolizar los contenidos de la enseñanza cuando previamente han sido desespañolizados. La polémica no es de ahora. En tiempos de la II República estaba muy viva. Como lo estaba la idea de europeizar a los españoles. No sé por qué hay que renegar de ciertos verbos que describen acciones muy corrientes. El ministro Wert ha hablado tan claro que no parece un político.

Con frecuencia me he referido aquí a los eufemismos un poco tontos y bárbaros del lenguaje coloquial. J. J. Carballal me aporta una larga lista de ejemplos. Selecciono solo unos pocos. Entre paréntesis va el significado popular: overbooking (somos ciento y la madre), contrato de prácticas (trabajar bajo cuerda), outlet (tienda de saldos), estilista (peluquero), mentalista (curandero), talk-show (reunión de cantamañanas), reestructuración empresarial (despidos masivos). La lista completa daría para componer un diccionario. Añado mi experiencia de que los anglicismos inútiles los suelen emplear más bien las personas que no saben inglés. Es la actual versión de los eruditos a la violeta.

Proponía yo aquí que el nombre del famoso músico ruso Chaikovski se escribiera así en español. Julián Jimeno Casado me da la razón. Las formas que circulan como más usuales (Tschaikowsky o Tchaijovsky) son traídas del alemán o el francés, donde es más difícil transcribir el sonido ch, común al ruso y al español.

Ahora reconozco un error mío, o más bien una desinformación. Aventuraba yo que las balas dum-dum se decían así por su carácter onomatopéyico. Lorenzo Martínez y Juan Aguilar me dan la versión auténtica. Las tales balas de fragmentación se originaron en una fábrica de municiones que montaron los ingleses en el siglo XIX en un barrio de Calcuta. El barrio se llama Dum-Dum. Me defiendo un poco con el argumento de por qué se llamó a ese barrio Dum-Dum. Puede que sea una voz persa para designar una batería de cañones. Ahí ya me pierdo. Pido ayuda a los persólogos, si es que hay alguno entre los libertarios.

Más defensa tiene la crítica que me hace el escrupuloso latinista Hug Banyeres cuando me dice: "Noningentésimo no se puede poner en ningún lugar, porque debe ser nongentésimo". Lo dudo. En el DRAE viene noningentésimo (el ordinal de 900), que procede del latín noningentesimus. La polémica es la mejor demostración de la tesis que yo sostenía, a saber, que no hay que abusar de los ordinales más allá del décimo o del vigésimo. Algunas veces la puntillosa corrección léxica nos puede conducir a la pedantería, y más si se suma a la ignorancia. 

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