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Pablo Molina

El yerno, el socio y la Trinquengstein

Ahí es nada lo que una dama de su categoría puede llegar a hacer por amor... al deporte.

El socio de Urdangarín ha hecho entrega de su tercera remesa de correos electrónicos "comprometedores para la monarquía", tal y como amenazó el mismo día en que el juzgado imputó a su señora esposa y salvó a la de su socio hasta de ir a declarar como testigo. El igualitarismo preconizado por la socialdemocracia tiene el efecto perverso de que los plebeyos acaban creyéndose iguales que los poderosos, sobre todo cuando el Jefe del Estado hace suyo este principio en un mensaje institucional, así que a ver cómo le quitan ahora de la cabeza a Diego Torres que su señora no es exactamente igual que la de su socio en lo que a la Justicia se refiere.

Esta última "bomba nuclear", como el propio Torres califica sus aportaciones documentales al juez del caso, pone de relieve la participación de una amiga del Rey, comisionista de profesión, en los saraos con que la organización sin ánimo de lucro de Urdangarín trincaba verdaderas pastizaras de gobiernos regionales del PP. El acontecimiento elegido por el socio de Iñaki para dar cuenta de la participación de la Amiga –y asesora especial del gobierno de España, según recogió en su día el New York Times– no podía estar mejor elegido. Fue en el congreso Valencia Summit 2004, que según el Tribunal de Cuentas reportó al Instituto Nóos un beneficio neto de un millón de euros, cifra muy apañada para tratarse de una organización sin fin de lucro de la que no hay constancia fuera transferida inmediatamente por Urdangarín a Cáritas o a cualquier otra institución similar.

El Valencia Summit, sarao cuyos beneficios para los ciudadanos valencianos están todavía por cuantificar, se celebró también los dos años siguientes. La Generalidad valenciana pagó 1,2 millones por cada edición, mientras que, siempre según el Tribunal de Cuentas, el coste no superó los 160.000 euros; y eso dando por buenas algunas facturas ciertamente llamativas, como una de catering por 60.000 euros, que ya es comer (y beber). Hasta que el socio de Urdangarín no lance la siguiente "bomba nuclear" no se sabrá si la Trinquengstein honró también con su presencia esos congresos deportivos organizados por Nóos en 2005 y 2006, pero no sería nada raro que su elegante figura se convirtiera en una imagen habitual en esas francachelas . Ahí es nada lo que una dama de su categoría puede llegar a hacer por amor... al deporte.

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