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Guillermo Dupuy

¿Se creía la infanta presidenta de la Generalidad?

El dinero que cuesta la ilegal consulta secesionista constituye una malversación muy superior a la que hayan podido cometer Urdangarín y su esposa.

Me parece estupendo que el juez Castro no se haya dejado amilanar por el hecho de que la socia y esposa de Urdangarín sea hija del Rey si ve honradamente que hay razones para llamarla a declarar como imputada. Ahora bien. De ahí a considerar que la imputación de doña Cristina es demostrativa de que la ley en España es igual para todos, va un abismo: prueben ustedes a desobedecer alguna resolución judicial como de forma tan clamorosa ha hecho el presidente de la Generalidad respecto de las sentencias contrarias a la inmersión lingüística de nuestros más altos tribunales, y ya verán la que les viene encima.

Artur Mas, sin embargo, no sólo continúa perpetrando impunemente ese continuado delito de desobediencia, tal y como se comprometió a hacer durante el discurso de su primera investidura, sino que se prepara para perpetrar un generalizado proceso de ruptura de nuestro ordenamiento jurídico, tal y como es su no menos delictivo "proceso de transición nacional", que incluye, pero no se reduce, a la celebración de su ilegal consulta secesionista.

Poco importa que la desobediencia, la prevaricación y la usurpación de atribuciones sigan estando tipificados como delitos en nuestro vigente código penal; Artur Mas y, sobre todo, Rajoy y el fiscal general del Estado, se comportan como si eso no fuera con los nacionalistas en su anunciado compromiso de perpetrar todos estos delitos bajo el eufemístico "derecho a decidir".

Y eso, por no hablar de la malversación de fondos públicos. Sólo el dinero del contribuyente que es necesario para perpetrar la ilegal consulta secesionista constituye una malversación de fondos muy superior y mucho más perjudicial que el que puedan haberse embolsado para beneficio propio los inimputables nacionalistas o personas de más baja estofa como son la hija y el yerno del Rey.

En una de sus declaraciones más perjudiciales para la Corona y para España, don Juan Carlos dijo aquello de que "hablando se entiende la gente". Pues bien. Esto mismo es lo que está percibiendo Mas ante sus delitos pasados y futuros. Lejos de ser castigado por los ya perpetrados, o disuadido por aquellos a los que ya ha puesto fecha, lo que Rajoy ofrece son reuniones secretas y facilidades de financiación, no vaya a ser que su impune y carísimo delito le arrastre a la suspensión de pagos.

Mas seguirá reuniéndose con Rajoy precisamente porque no renuncia a su carísimo y delictivo proyecto soberanista. Como él mismo ha manifestado: "Por ahora no se nos ha dicho que ambas cosas sean incompatibles".

¿Iguales ante la Ley? De risa, si no fuera para llorar.

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