Colabora
José Bastida

Aguirre y Díez, sociedad ilimitada

Dos mujeres cabalgan juntas entre el inefable universo de la política española: Esperanza Aguirre y Rosa Díez.

Dos mujeres cabalgan juntas entre el inefable universo de la política española: Esperanza Aguirre y Rosa Díez. Las equivalencias y paralelismos intelectuales son evidentes, a pesar de su distinta genealogía política. Representan lo más honesto y aprovechable del presente y están condenadas a ser protagonistas del inminente futuro de la nación porque, ahora mismo, las expectativas sociales y la prosperidad están secuestradas por la insoportable levedad de Rajoy y su gobierno, así como por la frívola e irresponsable arrogancia de la izquierda escrachera y el hipócrita nacionalismo separatista.

En todos estos años de inacción y marasmo, trufados de corruptelas por doquier, las dos únicas personalidades que han estado a la altura de las circunstancias han sido Aguirre y Díez. La primera, gobernando con determinación y principios liberales, enfrentándose con coraje y argumentos al todopoderoso paganismo de la progrez; la segunda, haciendo una valiente travesía del desierto en el liderazgo de un nuevo partido reformista. Ahora, cuando los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, están siendo superados por la historia, las alternativas de futuro de la nación pasan por el protagonismo social y político de Aguirre y Díez. La primera porque es la única cabeza en todo el PP que tiene un discurso coherente con los principios del liberalismo y el espíritu conservador (los vientos frescos del noroeste que quieren llegar a Madrid-Génova están muy húmedos); y la segunda es una señora que está demostrando vigor y valentía en el Parlamento: ella y su partido muestran lo mejor de la política, su responsabilidad institucional es digna de elogio, por eso toda la carcundia progre de partidos de izquierda y el populismo marianista (una nadería cada vez más evidente) la detestan.

Estas dos mujeres plantean, casi en solitario, a la sociedad española los grandes temas del presente y el futuro: la reforma profunda de la educación (Aguirre) y la refundación del Estado para llegar a un federalismo absolutamente simétrico y fraternal (Díez-UPyD), además de la defensa al unísono de las libertades individuales y lingüísticas. Todo lo demás que sucede es canallaje politiquero, cinismo de clanes nacionalistas y "salvémonos los mismos", esto es, la casta político-sindical arropada por los oligopolios financieros. Un régimen monárquico-parlamentario patético. 

Aguirre y Díez son necesarias para salir de esta inquietante encrucijada histórica. Sus metas son ilimitadas porque, aunque parezca mentira, está todo por hacer.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario