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Antonio Robles

Lisiados de la razón

¿Por qué se empeñan en excavar la caverna catalana para enterrarnos a todos en ella?

Platón describió en su alegoría del mito de la caverna la imposibilidad de que sus moradores percibieran otra realidad distinta a la que desde niños habían contemplado. Ni siquiera sospechaban otro mundo más que el suyo.

Al menos aquellos esclavos tenían una disculpa: nunca habían visto la luz, ni percibido otra realidad. En su ignorancia, creían que su realidad era la realidad. Pero personajes como Junqueras o Artur Mas han conocido mundo y estudiado idiomas. ¿Por qué se empeñan en excavar la caverna catalana para enterrarnos a todos en ella?

Son cansinos, aburridos, sofocantes, obsesivos, peligrosos. Se comportan como niños consentidos, incapaces de asumir responsabilidades propias de los adultos. Artur Mas se lleva un séquito de más de 60 personas a Israel con la disculpa de intercambiar conocimientos y estrechar lazos económicos, y al final reduce su visita a dilapidar bienes públicos de todos los españoles para llorarles a los supervivientes del Holocausto que no pongan la bandera española en la ofrenda floral a las víctimas. De psiquiatra. ¿Qué se ha creído? ¿Es serio ir a Israel y dar la vara con la independencia, las maldades de España y otras gansadas? ¿Esto es un presidente de la Generalidad o un niñato bien sin más preocupaciones en esta vida que emular los delirios religiosos de la tierra prometida? ¿Cómo se atreve siquiera a compararse con Israel, pueblo perseguido con saña a lo largo de dos mil años? Sus antepasados de Girona, cien años antes que Isabel la Católica ordenara su expulsión, pasaron a cuchillo a más de cien judíos en una sola noche. Así empezaba nuestra historia común de intolerancia y persecución de unos compatriotas cuyo único mal era ser de religión distinta a la católica. ¿Cómo puede dilapidar dinero de todos los catalanes y por extensión de todos los españoles para ir con el cuento a Israel de pueblo oprimido? ¿Por qué no dedica su tiempo a pasar por hospitales y revisar las listas de espera, los recortes de plantillas que las provocan o asistir a los farmacéuticos en calvario por no cobrar lo que es suyo? Por Dios, ¿puede dejar por un momento sus jueguecitos de esteladas y preocuparse por miles de niños catalanes sin beca de comedor o poner dinero si es necesario para que no cierren Panrico, empresa en riesgo de desaparición donde los trabajadores están dispuestos a rebajarse el sueldo un 25 % a condición de que rebajen los donuts en la misma proporción?

Miles de trabajadores en la calle, y él de independentista en Israel. ¿Es normal que nuestro presidente gaste más de 300 millones de euros en una TV3 cuyo único objetivo es construir un Estado sobre una historia inventada, adular a una sociología forzada a creer en tal historia y excluir a todo quien no esté de acuerdo con tal manipulación?

Y como los pijos de la patria no juegan solos, llega Junqueras y declara en Europa que podría paralizar la economía catalana durante una semana para arruinar la prima de riesgo de España. Joder con el lisiado de la razón, con tal de dejar bizco al enemigo está dispuesto a dejar arruinada y ciega a toda Cataluña. Si las intenciones de tipos como este prefieren el caos y la ruina de la propia sociedad para alcanzar la independencia, para qué evitar ciclones y crisis. Ya están ellos para arruinarnos la vida con tal de vivir sus delirios.

El lado obscuro de Junqueras me recuerda el discurso de Unamuno contra el general mutilado, Millán Astray, en la Universidad de Salamanca en plena guerra civil: "Me atormenta pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor".

Es desolador, en Cataluña hoy los dirigentes nacionalistas están cometiendo el mayor de los crímenes: convertir una sociedad antaño culta y racional, laboriosa y sensata en una pocilga emocional donde lo único que importa es la estelada y el rebaño. En lugar de afanarse por buscar la verdad, trabajar por el bien común, activar la productividad y educar en la razón, lo infectan todo de sentimientos y emociones para impedir que los ciudadanos se puedan entender y arrojarlos al enfrentamiento.

Algún día habrá que pedir cuentas por crimen tan terrible.

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