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EDITORIAL

La verdadera cara de Podemos que muchos no quieren ver

Debajo de ese cinismo político se esconde la verdadera esencia de un grupo de fanáticos de extrema izquierda, dispuestos a todo si llegan al poder.

La acción vandálica de un perturbado contra la sede nacional del Partido Popular propició ayer una catarata de comentarios exculpatorios, a cual más abyecto, procedentes de la izquierda radical. En concreto, la eurodiputada de Podemos, la andaluza Teresa Rodríguez, encontraba explicable que una persona empotre su vehículo cargado de sustancias explosivas contra la sede del partido del Gobierno, por ser el "responsable de que la gente llegue a este nivel de desesperación". Más tarde se descubriría que el autor del intento de atentado es un desequilibrado sin problemas empresariales o de mera subsistencia como se decía con ánimo justificativo, pero para entonces, los radicales de ultraizquierda que pululan por las televisiones expidiendo carnets de demócrata ya habían mostrado su verdadera cara totalitaria.

A la eurodiputada Rodríguez hay que agradecerle que haya puesto de manifiesto qué piensan los líderes de Podemos con responsabilidades públicas de la violencia, cuando se ejerce contra un rival político. La representante española en la Eurocámara, que ahora pretende ser también candidata de Podemos a la Junta de Andalucía, no sólo arrojaba a las redes sociales un mensaje tan basuriento como el que hemos citado en el párrafo anterior, sino que en la cadena televisiva del grupo Prisa, esa misma mañana, se extrañaba de que "algo así no haya ocurrido antes".

Pero la precandidata Rodríguez no es una militante de base a la que se ha pillado en una frase desafortunada, incompatible con las normas de funcionamiento de su partido. Al contrario, la eurodiputada quintaesenció en un tuit el pensamiento político de su formación respecto a las agresiones vandálicas contra los partidos rivales, una conducta perfectamente coherente con la ideología totalitaria de estirpe tercermundista que todos sus dirigentes profesan a machamartillo. Los comités castristas de defensa de la revolución y las brigadas de choque del chavismo, grupos violentos organizados, dedicados a destruir a los partidos democráticos en Cuba y Venezuela, son la consecuencia ineluctable de esa manera de pensar cuando un partido de esas características llega al poder.

No es extraño que Iglesias y sus compinches anden obsesionados con "romper el candado del 78", en referencia al pacto de la Transición, que es precisamente lo que ha permitido a los españoles de todas las tendencias ideológicas durante las últimas décadas vivir en paz. La decepción con la clase política y la desesperación de las víctimas del socialismo de Zapatero, después de largos años de crisis económica, hacen que muchos votantes potenciales de Podemos se hayan puesto ellos mismos una venda en los ojos para no ver el verdadero rostro de este partido.  Sin embargo, ejemplos como el de Teresa Rodríguez demuestran que debajo de ese cinismo, que busca empatizar con los que peor lo pasan en estos tiempos, se esconde la verdadera esencia de un grupo de fanáticos de extrema izquierda dispuestos a todo si llegan al poder. Por otra parte lo que han hecho en todo tiempo y lugar los movimientos totalitarios que los líderes de Podemos tienen, aún hoy, como un referente incuestionable.

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