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Levantémonos de una puñetera vez por el cambio en Andalucía

Una solución a la extremeña de gobierno entre el centro derecha andaluz, el centrismo de raíz liberal y socialdemócrata y la izquierda cabal

Hay mensajes equívocos y mensajes equivocados. Casi todos los mensajes de la tribu política andaluza, Podemos incluido, son mensajes equívocos porque admiten diferentes interpretaciones, alguna de ellas contradictorias entre sí. Por poner un sencillo ejemplo, cuando el PSOE habla de Andalucía y se envuelve en su bandera no se refiere a una Andalucía históricamente retrasada, resignada, genuflexa y apática. Proyecta una Andalucía que, juran, lleva en su esencia el código genético nacionalista-socialista gracias a la inseminación artificial que perpetraron en su seno entre 1979 y 1982 quienes se apoderaron de sus instituciones, valores y dineros. Cuando el PP habla de Andalucía y de los cambios que precisa no concreta cuáles son abriendo un melón deductivo de enormes dimensiones. Nadie se ilusiona con una reforma de Andalucía que no se propone con claridad y valentía.  Ya se sabe que el diablo está en los detalles. Como ya se vio lo que se vio en 2012, el miedo es libre y la fuga de votos también. Cuando Ciudadanos, UPyD, Vox o Podemos hablan de Andalucía apenas concretan porque no tienen programa posible ni análisis de lo que ocurre. Por tanto, las elecciones andaluzas se nutren del equívoco, un magma pseudo intelectual del que saldrá, como siempre, el incumplimiento, la traición, la inmovilidad  o la desidia. 

Junto a los mensajes equívocos, hay algunos otros que son mensajes claramente equivocados. Cada vez que Izquierda Unida, Podemos, Ciudadanos e incluso el PP han destilado la idea de que podrían apoyar la estabilidad de un gobierno del PSOE si resulta agraciado, otra vez, con la mayoría de los votos, mandan en realidad un mensaje gatopardiano a los andaluces más avispados y despiertos que subraya la imposibilidad del cambio y la reforma que se predica. Nada puede reformarse en Andalucía si el régimen nacido de la ocupación de su Admistración Pública, de sus Cajas de Ahorros(sin investigar aún),de sus presupuestos, subvenciones y adjudicaciones inclusas, claro, de su sanidad, de su educación, de su comunicación pública y mucha privada, no es reemplazado por una organización más decente y liberal de la política y la democracia. No se trata de pedir la luna. Se trata  de impedir que se reproduzca un régimen que ha sido fatal para el nivel de vida, la iniciativa y la  moralidad de los andaluces en más de tres décadas. Izquierda Unida, como antes el andalucismo suicidado, ha sido el último ejemplo de que desde dentro y apuntalando a la satrapía sólo se contribuye a fortalecer al monstruo. 

Por tanto, dejémonos de equívocos y, lo que es más urgente aún, dejémonos de mensajes equivocados. De lo que se trata el día 22 de marzo es de la reforma general de Andalucía, una reforma decidida que será larga si quiere ser fecunda. El primer paso de esa reforma es que no vuelva a gobernar, ni en las formas ni en el fondo, el PSOE andaluz. Este es el voto del cambio, el voto útil, el voto inteligente y voto del futuro. Se dirá que es un mensaje negativo. Bien, Pongámoslo en positivo. Se trata de que un partido o grupo de partidos demócratas andaluces pongan la democracia y los bolsillos de su gente por encima de todo. Ello significa poner fin a una dominación infame que dura ya casi 35 años -casi tanto como el franquismo -, que ha servido, esencialmente, para que varias generacionesn de socialistas se hayan enriquecido y colocado mientras la inmensa mayoría de la población perpetuaba su dependencia de la Junta y su distancia de las regiones más prósperas de España y Europa. Se trata de reformar unas estructuras que no han servido para desarrollar Andalucía sino para el cebamiento de un partido que ha tejido una de las telas de araña más espesas de intereses y privilegios de las que se han tejido en España(aunque no sea la única). Sí, estoy pìdiendo una solución a la extremeña de gobierno entre el centro derecha andaluz, el centrismo de raíz liberal y socialdemócrata y la izquierda cabal, que creo que alguna nos queda. Ese es el cambio que conduce al futuro. Si el PSOE  vuelve al gobierno, seguiremos en las cavernas.

El mensaje equívoco y equivocado de que se apoyará al PSOE si gana, debe ser sustituido por otro: el PSOE no debe ganar ni gobernar porque en tal caso ninguna mejora será posible en una tierra que debería ser uno de los más importantes centros de gravedad de España y Europa, por su riqueza, su potencia y su ubicación geoestratégica. Voten lo que quieran, que son libres, pero el voto del cambio es para cambiar, no para repetir el cromo. Casi  35 años de fracaso y corrupción deberían bastarnos a los andaluces para levantarnos de verdad de una puñetera vez. A ver si a ésta, es.

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