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Agapito Maestre

Ciudadanos y la nación

Son los únicos que no han jugado ni poco ni mucho, nada, con los nacionalismos soberanistas.

De Ciudadanos (C's) me interesa todo. Cuando surgió este partido en Cataluña, hace ya casi nueve años, celebré su aparición y escribí mucho sobre su presente y futuro. He seguido todos sus pasos con atención. Ahora, pasados casi nueve años, desde que Rivera apareciera desnudo en los carteles electorales de Cataluña, un magnífico filólogo español, académico de la Real Academia de la Lengua Griega, me insta a que escriba sistemáticamente sobre C's. Lo haré siempre que pueda. No puedo dejar de hacerle caso a mi amigo Alfonso Martínez; primero, porque un filólogo, es decir alguien que lee despacio y escribe con reposo, no aconseja a la ligera y humo de paja: es menester tomarse tan en serio el asunto de C's como se estudia con precisión el logos, la razón, que llevan adentro las palabras. Y, en segundo lugar, porque ese consejo va avalado por otro gran filólogo, y discípulo de Martínez, Javier Campos, quien me recalca que no estudiar el presente de un partido político que ha conseguido abrirse paso, contra viento y marea, nada más y nada menos que en Andalucía, es no respetar el acontecimiento político más importante de nuestra época democrática: un partido político, nacido en Cataluña, ha triunfado en Andalucía. Eso es toda una revolución democrática.

Una opción nacional, una propuesta para toda España, que ha nacido en Cataluña, ha obtenido un gran éxito electoral. Rivera, sí, un catalán le ha dicho a los andaluces que no imiten a los catalanes, sino que sean, por favor, sencillamente españoles. Rivera fue claro y dijo en Andalucía: voten a C's porque, primero, defendemos a los españoles y luego lo que venga. He ahí el principal secreto de C's: un proyecto nacional para toda España. Discútase, critíquese e incluso despréciese el programa económico, fiscal, social de C's, pero hay algo inamovible, un plus, que lo distingue del resto de partidos políticos: su proyecto nacional. C's es una opción surgida y defendida en las peores circunstancias que hubieran podido imaginarse: la de una Cataluña enloquecida por los partidos independentistas. PP, PSOE y Podemos no pueden competir con C's en este asunto vital de la defensa de la nación española. Son los únicos que no han jugado ni poco ni mucho, nada, con los nacionalismos soberanistas.

C's defiende un proyecto de nación de ciudadanos libres e iguales, valores que estarían garantizados por el Estado de Derecho, en todo el territorio de España. Este partido no dice una cosa en Tarragona y otra distinta en Sanlúcar de Barrameda. He ahí el gran valor de C's. Su fuerza principal no es bajar o subir los impuestos, legalizar la prostitución o despenalizar el uso de determinadas drogas, sino mantener un mismo discurso para toda España, porque cree con sinceridad en el Estado-nación. Sin un Estado-nación serio y vertebrado España es inviable. C's ha visto con la misma nitidez que lo vio Ortega que la carencia de ese Estado-nación ha sido el déficit básico de nuestro país desde la Guerra de la Independencia contra los franceses hasta hoy, pasando por todas las etapas monárquicas, republicanas y franquista.

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