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Guillermo Dupuy

La mayor corrupción de Mariano Sáenz de Santamaría

Sea la corrupción económica, sea la ideológica –o ambas- las que explican el declive del PP, en las dos tanto monta, monta tanto, Soraya como Mariano

No se si la clamorosa doble vara de medir que los medios de comunicación están exhibiendo ante los casos de corrupción que afectan al PP respecto de los que atañen a otros partidos políticos obedece sólo al tradicional sesgo izquierdista que impera en el muy intervenido mercado de los medios de comunicación o si también puede sumarse a lo anterior un deliberado y maquiavélico plan orquestado por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saenz de Santamaría con el objetivo de terminar de destruir al PP y poder así suceder a Rajoy.

Aunque no tengo dudas de que existen precedentes de estas arteras maniobras –como la que supuso la manipuladora filtración de los datos fiscales de Esperanza Aguirre durante las pasadas elecciones municipales-, y hace años que he llegado a la triste convicción de que sólo la derrota traerá la cura al PP, no termino de entender qué alternativa a Rajoy y a lo que ha supuesto su gobierno puede representar quien ha sido su vicepresidenta, ministra de la Presidencia y portavoz del Gobierno: Si los casos de corrupción económica en el PP dejan en mal lugar al presidente del gobierno, no otra cosa debería pasar con quien ha sido su otro yo sin barba. Si hay medios de comunicación de izquierda que están a bien con Soraya no lo deberían estar menos con Rajoy. No hay concesión o ayuda que Soraya haya brindado a los medios de comunicación de izquierda –incluida la orquestación de la operación de salvamento de los muy quebrados medios de comunicación de Prisa- que no haya sido suscrita por Rajoy.

Además creo que se sobrevalora el peso que ha tenido la corrupción económica como factor explicativo del declive electoral del PP. Sin querer tampoco minusvalorar su impacto negativo, creo que lo que explica en mayor medida que este partido haya perdido un tercio de su electorado o haya sido votado por buena parte del resto sin entusiasmo alguno, como mero mal menor frente a la posibilidad de un frente popular/separatista, ha sido la histórica y prácticamente completa deserción de este partido respecto de lo que eran sus tradicionales señas de identidad liberal conservadoras. Creo, en definitiva, que la inmensa mayoría de ex votantes del PP no han dejado de votar a este partido porque hayan visto en él más casos de corrupción económica que en el resto de los partidos sino, sobretodo, porque han visto en su gobierno una colosal traición al ideario que tradicionalmente abanderaba y un continuismo, prácticamente absoluto, respecto de la era de ZP.

Entiendo que algunos directores de medios de comunicación –incluso los que no están ubicados en la izquierda- pongan el énfasis en la corrupción económica como factor explicativo del declive electoral del PP, entre otras cosas para poner en valor sus labores de investigación. A este respecto, el caso de Pedro J. Ramírez, al que se debe el descubrimiento de tantas corruptelas, es un ejemplo paradigmático de ello, como ya lo fue en tiempos de González al atribuir su caída a la corrupción y no a la no menos influyente mala gestión y crisis económica socialista.

Sin embargo, considero que lo que en su día denominé la corrupción ideológica del PP ha tenido mayor influencia que la corrupción económica a la hora de explicar la pérdida de votos de este partido. Y es que mucha gente, sencillamente, no ha podido digerir que el partido que les sacaba a la calle para protestar contra la derogación de los trasvases, contra la dispersión de los papeles de Salamanca o contra la excarcelación de etarras, se haya apuntado desde el gobierno a las desalodaroras de ZP, haya consumado la dispersión del archivo al dictado de los nacionalistas o haya protagonizado la mayor excarcelación de etarras que se recuerda. No toleran que el Gobierno de Rajoy haya subido los impuestos y haya incrementado más el endeudamiento que Zapatero. No perdonan que las promesas de reforma de nuestro insostenible modelo autonómico hayan quedado en una financiación privilegiada y extraordinaria en beneficio de una administración en rebeldia inmersa en un tan ilegal como impune proceso secesionista. No perdonan las promesas incumplidas de despolitización de la justicia o la de derogar la ley del aborto de Zapatero. No perdonan que quien, con respecto a la existencia de traductores de lenguas regionales en el senado, decía que "esto no pasa en un país normal", haya dejado que siga pasando bajo su gobierno de mayoria absoluta.

Por supuesto tampoco entienden que este gobierno haya seguido practicando el intervencionismo en el mercado de los medios de comunicación para, encima, seguir beneficiando a los que acosaron a las sedes del PP durante los infames días del 11 al 14 de marzo de 2004

En cualquier caso, sea la corrupción económica, sea la corrupción ideológica –o ambas- las que explican el declive del PP, en las dos tanto monta, monta tanto, Soraya como Mariano.

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