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Enrique Navarro

Putin: el maestro de ajedrez

Si Asad continua en el poder y Rusia mantiene un poder militar permanente en Siria, habrá atestado un tremendo golpe a los intereses turcos.

Si Asad continua en el poder y Rusia mantiene un poder militar permanente en Siria, habrá atestado un tremendo golpe a los intereses turcos.
Vladimir Putin y Bschar el Assad | EFE

Vladimir Putin sigue siendo un personaje impredecible que siempre nos sorprende a todos con sus acciones. Pero eso no significa que sus actos procedan de la desesperación o la improvisación, sino que obedecen a una estrategia muy definida con unos objetivos muy claros. El presidente ruso tiene una estrategia global más propia de la guerra fría que de los nuevos tiempos, pero tremendamente efectiva. Cada conflicto, cada aliado, se supedita a sus intereses generales y lo que ayer era un amigo hoy puede devenir en un enemigo.

Para comprender el anuncio de retirada parcial de tropas rusas, hay que comprender tres fenómenos. Rusia ha hecho más por Asad y por terminar el conflicto que todas las fuerzas occidentales. Sus ataques seguramente con menos restricciones han producido enormes daños en toda la oposición, y no solo en el Estados Islámico. Hoy en día la opción más realista a la vista del nuevo equilibrio de fuerzas en el interior del país es la continuidad de Asad.

Pero la continuación de la acción bélica a gran escala ahora podría ser contraproducente a los intereses del presidente sirio cuando se ha logrado alcanzar un alto el fuego que sólo perjudicará al primero que lo rompa.El cese de hostilidades iniciado el 27 de febrero se está cumpliendo de una forma satisfactoria para lo que eran las expectativas. Todas las partes beligerantes se hallan en una posición negociadora muy diferente de hace seis meses.

La oposición digamos moderada está muy debilitada y ha perdido el protagonismo en la acción militar. Asad ha recuperado territorio y dispone de una fuerza militar suficiente para que llegado el caso pueda terminar con los últimos focos de resistencia, de manera que pensar en una solución basada en la oposición es cada vez más remota.

El debilitamiento del Daesh es más que evidente. La verdadera guerra contra el Estado Islámico se libra en Irak, y con una acción continuada, las tropas iraquíes están terminando con el poder territorial de los terroristas, que era el fundamento de su poder económico. Sin Irak, las posibilidades del E.I. de sobrevivir en Siria son mínimas. Además, las fuerzas norteamericanas con sus ataques selectivos continúan descabezando a los grupos terroristas y cada vez resulta más difícil encontrar reemplazos al ritmo de los ataques de los drones.

Asad necesitaba presentarse a las reuniones de paz que se iniciaron este lunes con un mayor control del territorio pero ya como un líder político que está dispuesto a culminar en la mesa de negociaciones lo que ha sembrado en el campo de batalla gracias al apoyo de su colega Vladimir Putin. Este anuncio de retirada que coincide con la reanudación de las conversaciones de paz ha conseguido ya dinamitar todos los acuerdos previos con los que los países occidentales y las fuerzas de oposición se pensaban sentar a negociar la salida de Asad. Con este anuncio, Putin ha dado un revolcón a los negociadores haciendo que Asad sea no ya parte de la solución sino la única capaz de garantizar la estabilidad política.

Europa que no ha sabido resolver el problema de los refugiados y que ha sido capaz de llegar a un acuerdo contrario a los más elementales principios sobre los que se funda la Unión Europea con Turquía para conseguir trasladar el problema lejos de nuestras fronteras, comienza a ver con buenos ojos retornar a la situación previa al conflicto, y hoy Putin ha dado el primer paso para que la Unión Europea fuerce la solución más rápida del conflicto que es consolidar el actual gobierno.

Pero tampoco debemos seguir al pie de la letra las palabras de Putin. La aviación rusa seguirá en Siria en la base de Hmeymim y la armada rusa en el puerto de Tartus. Esto quiere decir que la capacidad de actuar de Rusia sobre el conflicto permanece. En el fondo muy poco ha cambiado el escenario militar y en caso de una ruptura de hostilidades, no me cabe ninguna duda de que Rusia volverá a liderar los ataques aéreos contra todos los grupos opositores al gobierno de Asad.

La estrategia de Rusia pasa ahora por debilitar a Turquía y su alianza con Arabia Saudita. El gobierno de Ankara había recobrado un cierto protagonismo positivo con Europa admitiendo el retorno masivo de refugiados. Pero para Rusia el acercamiento turco a la Unión Europea es un obstáculo a su estrategia global. Si Asad continua en el poder con las bendiciones internacionales y Rusia mantiene un poder militar permanente en Siria, habrá atestado un tremendo golpe a los intereses turcos en la región. Si además se consigue que los refugiados regresen a sus casas, el acuerdo de la Unión Europea con Turquía perderá su virtualidad y Ankara ya no recibirá ni los nueve mil millones de Euros ni los visados y sobre todo no habrá un incentivo para acelerar una negociación para el ingreso en la Unión Europea.

Putin sigue moviendo sus fichas con extraordinaria agresividad pero siempre protegiendo sus alfiles y sobre todo preservando a su reina, que es el liderazgo internacional. Rusia es una economía que en muchos aspectos languidece, y sin embargo con estos golpes de efectos, Rusia sigue siendo un continuo quebradero de cabeza para las chancillerías occidentales, justo lo que más ambiciona Putin.

Ahora debemos esperar el siguiente movimiento en el tablero, y mucho me temo que Ucrania será la siguiente pieza, mejor que nos vayamos preparando.

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