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Francisco Pérez Abellán

Violador del estilete

Es el quinto reincidente del cogollo de los violadores que fueron puestos en libertad cuando se echó abajo la Parot.

El estilete es una daga con una hoja larga y aguda, utilizada como arma punzante. Tiene una punta rígida que le permite penetraciones profundas. La mayoría de los estiletes no son adecuados para el corte. El lucence Félix Vidal Anido, el Violador del Estilete, ha abusado de al menos 57 mujeres. La primera vez que fue detenido tenía cara de niño, con un flequillo enfermizo que se adivinaba que dejaría paso a la calva punzante que exhibe ahora, con 55 años, durante los que ha herido profundamente sin cortarse.

Es un producto del mal funcionamiento del aparato judicial, especialmente de la falta de una legislación adecuada; los políticos se mueven con criterios trasnochados, como el de que todo el mundo es bueno. Félix fue primero el Violador de Alcalá porque ya en edad militar se dedicaba a la persecución y hostigamiento de mujeres. Luego pasó a agredirlas violentamente y casi matarlas, con ese instrumento que lo ha hecho famoso. Desde el principio, todo el que lo ha examinado o ha conocido su historial sabe que su reinserción sería muy difícil o imposible. Ha pasado más de treinta años en la cárcel y sigue como el primer día. Hoy le llaman "el eterno reincidente", o, si lo prefieren, "el eterno retorno". Entra y sale de prisión siempre por lo mismo y comete algunos de sus peores delitos mientras disfruta de permisos penitenciarios.

De modo que es un agresor sexual no redimido, aunque lo han dado por válido para intentarlo de nuevo varias veces, con lo que únicamente han conseguido que aumente el número de sus víctimas, mujeres maltratadas y violadas. En distintas épocas se ha echado la culpa a lo primero que se tiene a mano, como la suspensión de la Doctrina Parot, que fue una chapuza jurídica que Europa censuró y tuvo que ser suprimida por antijurídica. Pero todavía figura en el argumentario de periodistas y políticos. En España todo el mundo sabe de medicina y de sucesos.

Félix es arrogante, y ya en 2016 les decía a unos reporteros que estaba libre para hacer lo que quisiera "dentro de un orden", apuntaba zumbón con ese aspecto de carroza amenazante que se le ha puesto. Poco después era detenido e ingresado otros 21 meses en prisión por un delito sexual en grado de tentativa. Ahora acaba de volver a la cárcel acusado de asalto sexual. Es el quinto reincidente del cogollo de los violadores que fueron puestos en libertad cuando se echó abajo la Parot. Todos los otros han tenido también un comportamiento de ave de rapiña y han provocado nuevas víctimas ante la inacción política y la falta de reformas legislativas que impidan este abuso. Ahí están el Violador del Ascensor, el del Ensanche…

Hay un convencimiento general de que algunos delincuentes son irrecuperables, que no se reinsertarán jamás, y estos que citamos aquí lo han demostrado de forma suficiente. Entre ellos destacan de forma muy especial los agresores sexuales, a los que en ocasiones ni siquiera los para la máquina biológica, como en el caso de Félix, que camina desarbolado hacia la decrepitud, dado que, aunque el cuerpo no les permite consumar el delito, el cerebro los lleva a buscar la humillación o incluso la muerte por medios mecánicos, valiéndose de los más variados objetos, como el estilete. El legislador también ha demostrado de forma reiterada su falta de entusiasmo para corregir estos desmanes.

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