Uno de las epítetos menos ignominiosos con los que motejar justamente al señor Torra es bipolar. El dizque Honorable es persona propensa a la exaltación y el encono, de un modo tal que hace pensar que su tracto digestivo oscila dramáticamente de laxante a astringente (lo cual explicaría el aspecto contrito y doliente de su expresión facial).
Pero el señor Torra no siempre dispara flechas y venablos, también se relaja y exhala, si no melodías, algunos trinos de paz: amorosos cánticos de diálogo y entendimiento entre los pueblos y pueblas.
Uno no sabe con qué Torra se va a encontrar cada mañana, si con el Dr. Jekyll o con Mr. Hyde.
Nuestros poetas han querido recrear la bipolaridad del personaje con sendos monólogos, a cual más torrífico, que aquí sometemos a su consideración.
TORRA: DR. JEKYLL
por Fray Josepho
Yo soy, como es normal, soberanista.
Soy solo catalán, y ya me basta.
Porque es que Espanya, pérfida y nefasta,
nos sometió mediante la conquista.
Pero, ojo, la nación no me despista
(por mucho que me sienta un entusiasta)
de otro objetivo básico: la pasta.
Pues no hay nación, sin ella, que subsista.
Así que retrasar un poquitito
la independencia, en fin, con que me excito,
tampoco lo reputo un sacrilegio.
Saquemos las lecciones de la Historia,
y combinemos palo y zanahoria.
O séase: chantaje y privilegio.
TORRA: MR. HYDE
por Monsieur de Sans-Foy
¡Apretad hasta que rompa
la política española,
porque España sólo mola
si está con el culo en pompa!
Apretar es algo bueno.
¡La República lo exige!
Yo, que soy el que dirige,
os lo mando y os lo ordeno.
Nuestras élites más pijas
os guían por los Balcanes,
apretando las clavijas
a los malos catalanes.
Los de arriba, ya hace mucho
que vivimos cara al vent,
y añoramos el serrucho
de podar el tres per cent.
¡Apretemos, empuñando
tijeras republicanas,
y sigamos esquilando
las ovejas catalanas!