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EDITORIAL

Sánchez, acorralado por sus socios golpistas

Su única salida, si aún conserva un adarme de dignidad, es convocar elecciones generales antes de que la situación en España, no solo en Cataluña, sea definitivamente insostenible.

Los últimos acontecimientos en Cataluña arrojan la ominosa estampa de un Gobierno regional en abierta rebeldía que, además, amenaza con un baño de sangre para imponer su liberticida República Catalana. La apuesta por la violencia de los golpistas Quim Torra y Carles Puigdemont es de una gravedad extraordinaria y un ataque directo a todos los que no se alinean con las hordas separatistas.

La situación es tan crítica que Pedro Sánchez, rehén de los golpistas que le instalaron en el poder, ha anunciado que va a tomar una serie de medidas de gran importancia. Pero, tratándose un personaje sin escrúpulos que llegó a la Moncloa gracias a las fuerzas golpistas, lo cierto es que poco cabe esperar de su comparecencia de este martes. De hecho, fuentes del Ejecutivo descartan que se vaya a intervenir nuevamente la Generalidad en aplicación del artículo 155 de la Constitución, lo que indica que Sánchez tiene pensado ir por la vía judicial y no coger el toro por los cuernos para que, por ejemplo, los Mozos de Escuadra dejen de estar a las órdenes de un indeseable que está invocando el ejemplo de una guerra civil.

Previsiblemente, Sánchez tratará de mostrar una imagen de firmeza ante sus socios separatistas, que por su parte no dejan de chantajearle. Las amenazas de los partidos golpistas de retirar su apoyo parlamentario al PSOE deberían hacer ver a Sánchez que la legislatura ha saltado por los aires y que su deseo de presentar unos Presupuestos en enero es extemporáneo e irrealizable. Su única salida, si aún conserva un adarme de dignidad, es convocar elecciones generales antes de que la situación en España, no solo en Cataluña, sea definitivamente insostenible.

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