En el colmo del atolondramiento, creen Sánchez y Calvo que la airada reacción de la derecha se volverá contra ella cuando su injustificada rabieta traiga la muy esperada movilización de la izquierda.
Resulta del todo inadmisible el chantaje moral y emocional al que Pedro Sánchez, esto es, el PSOE, está sometiendo a todo el pueblo español –y también, claro está, a sus votantes socialistas–.
Sánchez ha abierto las negociaciones con los mercaderes supremacistas para entregarles, a cambio de sus votos a favor de los Presupuestos, un cargamento compuesto por la mayoría social de Cataluña.
Si de verdad existe ese PSOE, debe oponerse a los planes de Sánchez y a sus pactos con los que quieren destruir España; y debe hacerlo con hechos, no sólo con palabras.