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Agapito Maestre

Rivera y su tiempo

La decisión de Rivera es respetable, pero no creo que esté justificada con los nuevos tiempos que ha abierto la elección del 28 A.

C´s hará lo que diga Rivera. Este partido hará, pues, oposición dura a Sánchez en el Congreso de los Diputados. Quizá dentro de un año, cuando los partidarios de gobernar con el PSOE impongan sus tesis en la dirección de C´s, cambie de estrategia el líder, pero entonces puede que sea demasiado tarde. La decisión de Rivera es respetable, pero no creo que esté justificada con los nuevos tiempos que ha abierto la elección del 28 A. No creo que Rivera tenga domado y uncido a su carro triunfal el tiempo, factor primordial de la vida y de la muerte política del partido naranja y de su propio liderazgo.

No es, en verdad, un prodigio Rivera a la hora de manejar los tiempos. Baste recordar unos pocos ejemplos para ilustrar la extraña relación de este político con el hermano primogénito de la vida y la muerte, el tiempo. A Rivera se le pasó el suyo, o peor, le sobrepasó el tiempo, cuando tuvo que exigir la aplicación del 155 de la Constitución en Cataluña. Tampoco quiso entretener, nunca perder, su tiempo, cuando tendría que haberse presentado Inés Arrimadas a la investidura en Cataluña. Esperó demasiado tiempo sin hacer oposición seria a Rajoy, porque creyó que éste caería como fruta madura sin necesidad de quemarse en la crítica al PP. No controló con pericia el tiempo del pacto con el PSOE, el llamado Pacto del Abrazo, y menos aún supo buscar tiempo para negociar con el PP. Tampoco supo medir el tiempo, cuando apoyó, sin encomendarse a Dios ni al diablo, la moción de censura a Rajoy sin percatarse de que fácilmente podría quedar sin sitio en la oposición.

Sin embargo, ahora, felizmente, el tiempo del 28A le ha sonreído. Los resultados electorales le permitirían hacer un gobierno de coalición con el PSOE que le darían estabilidad a España y, además, disciplinaria al PSOE a la hora de defender la nación española a la par que marginaría al independentismo y al comunismo podemita. Pero Rivera ha decidido hacer oposición dura. Respetemos al personaje, pero no nos privemos de criticar la decisión por muchas razones, entre las que hoy elijo una muy sencilla: estar en la Oposición, casi siempre, quema más que estar en el Poder. Un ejemplo muy cercano está en su partido, a saber, en el año 2017 su partido se presentó a las elecciones autonómicas, con Inés Arrimadas en las listas de C´s como número uno, y sacó 1.100.000 voto; dos años después, la misma candidata de C´s, con un programa similar al de las autonómicas, se presento a las generales del 28 A y sacó 470.000 votos. Sí, en Cataluña, C´s ha perdido 650.000 votos entre 2017 y 2019. Parece que algo no ha funcionado en el tiempo de Rivera…

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