
–¿De qué coletudo hablo?
–¡De Pablo!
–¿Quién sufre olvidos (o amnesias)?
–¡Iglesias!
–¿Y se compró un casoplón?
–¡Turrión!
No hay peor devastación
ni nada más anacrónico
ni contrario a la razón
que el credo decimonónico
de Pablo Iglesias Turrión.
