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A vueltas con la Resistencia Democrática de España

Pocos dudan ya de que, visto lo visto, la aparición de una Resistencia Democrática de España (Redespaña) va a ser una necesidad inminente.

Pocos dudan ya de que, visto lo visto, la aparición de una Resistencia Democrática de España (Redespaña) va a ser una necesidad inminente. Tengo por demostrado que hay unos grupos políticos y sociales (separatistas, comunistas y algunos, que no todos, socialistas y radicales) que no desean convivir desde la tolerancia recíproca con quienes no piensan como ellos en un marco legal y conciliador común, sino que tratan de imponerse, las más de las veces, como sea, a la mayoría nacional que aceptó, votó y asumió la Constitución de 1978, sobre todo su espíritu de unidad y reencuentro.

No puede permitirse que una minoría imponga a la mayoría democrática española, por mor de los entresijos y manejos políticos, el dictado de unas normas y valores ajenos a lo que es una democracia auténtica. La de la conferencia del etarra criminal en la Universidad del País Vasco no es sino una de las gotas que están haciendo rebosar todos los vasos, como los han hecho rebosar los acontecimientos separatistas catalanes y otras gotas como la corrupción, la ausencia de un proyecto nacional en temas esenciales y el enquistamiento de los partidos en una casta aparte.

Hay diez o quince cuestiones generales sobre las que muchos estamos de acuerdo que deben ser rescatadas de la primera hora constitucional. Por ejemplo, una ley electoral que impida que Esquerra Republicana de Cataluña con 870.000 votos tenga 13 escaños en el Congreso mientras que Ciudadanos con 1,6 millones, el doble, tenga sólo 10. Otros ejemplos son la necesidad de una educación crítica nacional y común, unos servicios y prestaciones sociales comunes sin privilegios para algunas regiones como ahora. Más ejemplos, la justicia independiente de los partidos y una lucha implacable contra la corrupción, la consideración del agua y otros recursos como dignos de planes nacionales, la no duplicación de las instancias administrativas según el principio de subsidiariedad, la denuncia de la impunidad de la mentira en los ámbitos políticos y judiciales… En fin. No se trata de cambiar la Constitución sino de impedir su deriva encubierta hacia la inconstitucionalidad. Si hubiese que cambiar cosas, siempre habrá que conseguirlo de la ley a la ley, con respeto al marco vigente.

Llevo días pensando por qué los grandes líderes con autoridad moral, residente en su ejemplaridad y su equilibrio intelectual y moral, no toman la iniciativa necesaria. Yo sólo soy un gacetillero del Sur y carezco de la potencia necesaria para impulsar algo tan grande. Observo que hay muchas fundaciones, agrupaciones, asociaciones y grupos que tienen una percepción parecida de lo que está a punto de ocurrir en España. Pero no hay coordinación reticular, en forma de red nacional de resistencia sin exclusiones ni cordones sectarios, desde el liberalismo conservador a la socialdemocracia nacional e incluso al libertarismo moderado.

En la Casa de Extremadura de Sevilla, tras un homenaje a Ortega, Agapito Maestre y Rafael Quirós, entre otros, imaginamos y deseamos un proceso que comprendiera tres pasos:

– Un grupo de españoles con autoridad moral, que no política, convoca un acto en el Teatro de la Comedia de Madrid transmisible mediáticamente a toda España donde se exponga un manifiesto compartido por la resistencia democrática, recordando la "nueva y vieja política" de Ortega en 1914 y actualizando un proyecto democrático en el marco constitucional porque lo que vivimos "no es esto" y necesitamos un proyecto común para la mayoría democrática nacional.

– Se pone en marcha una coordinadora nacional de personas respetables y respetadas mayoritariamente (que pueden ir desde Arcadi Espada y Agapito Maestre a Federico J. Losantos, desde José Luis Corcuera y María San Gil a Paco Vázquez, Nicolás Redondo o Jaime Mayor Oreja, pasando por Albert Rivera, desde Albert Boadella a Félix de Azúa o Amando de Miguel, Serafín Fanjul, Antonio Escohotado y lo dejo aquí, pero hay decenas y decenas de ellos) con el encargo de dar a luz a una red de resistencia democrática nacional a la que podamos sumarnos personas y asociaciones, siempre que su código genético sea civil, y no político, así como constitucional.

– Se convoca, tras el tiempo prudente que se considere, un nuevo acto nacional para concretar la coordinación reticular de la resistencia democrática de España con fundamento en lo esencialmente compartido y su puesta en marcha para la promoción y defensa de la nación democrática que queremos ser y somos e impedir la deriva anticonstitucional.

Si alguna asociación ya existente quiere impulsarlo, bienvenida sea. Si no, hagámoslo posible desde abajo, como surgieron no pocos episodios nacionales. Hay muchos españoles que, más que a la derecha o a la izquierda de nada, estamos frente a métodos y comportamientos que están desmoronando el proyecto cordial de convivencia democrática nacional que creíamos apuntalado por la experiencia histórica y el sentido común. Es un deseo que puede hacerse realidad.

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