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Andalucía

Pedro de Tena

Batalla de interpretaciones en el conflicto entre la Junta y Vox

Lo que está sucediendo en Andalucía favorece claramente a una parte de Ciudadanos, la que no quiere a Vox en el cuadro, y al PSOE.

Lo que está sucediendo en Andalucía favorece claramente a una parte de Ciudadanos, la que no quiere a Vox en el cuadro, y al PSOE.
Juan Marín y Juanma Moreno. | EFE

Ayer se consumó la advertencia de Vox de que no apoyaría más proyectos que no contaran con su firma y su consentimiento pactado. Sus diputados se abstuvieron en dos proyectos de ley de una considerable importancia. Por un lado, eso impidió la aprobación de la Ley para el impulso de la sostenibilidad del territorio. Por otro, por las mismas razones no salió adelante la reforma de Ley de Salud Pública que incluía, por razones de urgencia, la posibilidad de tomar medidas en esta fase de la pandemia.

La abstención de Vox en la Ley de Salud Pública tiene cierto sentido puesto que ya hace tiempo que insisten en terminar con muchas restricciones impulsadas por Gobierno y Junta. Pero derribar la Ley de Sostenibilidad chirría por cuanto Vox la había apoyado en la tramitación previa a su llegada al Pleno Parlamentario.

Lo cierto es que ayer se evidenció con claridad que sin Vox el gobierno andaluz no puede seguir adelante con nada que proponga. Y si se empeña en seguir, incluso prorrogando los presupuestos por no poder alumbrar los de 2022, quedará en una situación que podría justificar la tan traída, llevada y presunta moción de censura de un PSOE salido ya de las primarias de junio y dispuesto a la batalla electoral.

Vox ha dicho por activa y por pasiva que jamás prosperará tal moción de censura si llega a presentarse porque en ningún caso la apoyará. Pero muchos recuerdan que una de las cualidades de las mociones de censura que se pierden es que pueden desgastar, y mucho, al gobierno cuando se está en vísperas de nuevas elecciones.

Sabido es que la advertencia de Vox fue clara desde que el gobierno andaluz decidió acoger a menores arrojados por Marruecos a las calles de Ceuta y sabido era que la Junta, en este caso su componente de Ciudadanos, había decidido acogerlos desde la consejería que rige Rocío Ruiz, de Asuntos Sociales, adversaria interna de Juan Marín en el partido donde representa lo que se puede llamar el "ala progresista" aunque otros la consideran el vector prosocialista. El PP se ha limitado a decir que la ley debía cumplirse y que la ley obliga a acoger a los menores no acompañados si quedan en España sin protección alguna.

Pero, naturalmente, además de los hechos desnudos, la batalla se centra en las interpretaciones que abundan hoy en la prensa andaluza. Incluso alguna, La Razón, llama "nueva pinza" (la vieja fue la del PP con IU contra el PSOE en 1994-96) a la surgida ayer compuesta por Vox y los podemitas, esa extraña pareja bendecida por la bancada socialista.

Desde el gobierno andaluz, toda la carga hermenéutica de su propaganda se centra en que la radicalidad de un partido como Vox puede conducir al nuevo triunfo de la izquierda en Andalucía tras casi 40 años de gobierno y una fase de cambio frustrada por la intransigencia de unos dañinos novatos de la política.

Además de algunas maldades sobre la falta de compasión de Vox con los menas, la interpretación general incide en la necesidad de visibilidad electoral de Vox tras dos años y medio de apoyo casi gratuito al gobierno de centro derecha de PP y Cs. De ahí el cambio de portavoz, se cree, de Alejandro Hernández a Manuel Gavira y de ahí el asunto de los menas (ni se menciona el asunto del chantaje marroquí sobre toda la nación española).

PP y Cs se dividen en cuanto al derecho de Vox a existir política y públicamente. Mientras el PP andaluz debe mantenerse uncido al dogal de Pablo Casado respecto a Vox (se ha visto en el PP de Ceuta, primo hermano del PP andaluz, el abandono de la defensa del derecho de Vox a manifestarse y a existir), Ciudadanos, en Madrid que no en el Sur, sí ha defendido el derecho de Vox a su actividad en Ceuta y a cualquier otra dentro de la legalidad.

Desde Vox, se responde a la compasión por los menas con la piedad por las viudas pensionistas andaluzas y se enumera un largo memorial de incumplimientos del PP y Cs respecto de su pacto firmado de apoyo al gobierno. Lo decía el nuevo líder de Vox en Andalucía: que el gobierno andaluz depende de Vox tiene que saberse. Y desde ayer, se sabe con claridad.

Además, se argumenta, el problema de los menas no es un problema regional sino un problema nacional que tiene que tratarse a dicho nivel. El meollo está en cuánto tiempo va a estar cediendo España a los chantajes (el término es original de Hassán II en referencia a su Marcha Verde que calificó en una entrevista como un "chantaje horrible") del vecino del Sur. Marruecos dispone y España pone y transpone en una relación de clara desventaja.

Ayer mismo, Alejandro Hernández, ex portavoz de Vox en la cámara andaluza dejó más claro el tema aportando que dado que la relación de fuerzas va a cambiar en unas futuras elecciones (Cs casi desaparecerá será irrelevante y si gobierna el centro derecha será con PP y Vox según todas las encuestas conocidas),bueno parece comenzar a hacer ejercicios en esa dirección.

Lo cierto es que el gobierno llamado del "cambio" es, a estas alturas, un fantasma del que fue en origen puesto que está compuesto de un PP crecido y de un Cs casi sin opciones que sólo tiene relevancia por los 21 escaños que actualmente tiene, pero que perderá en su mayoría en las próximas elecciones, sean ordinarias o anticipadas.

En este cuadro, o hay elecciones anticipadas precipitadas por la abstención sistemática de Vox que supone que tal adelantamiento le beneficia, que ya se verá porque todo esto desgasta a todos, o no las hay en la confianza de que una moción de censura de la izquierda con 5 votos de Ciudadanos es imposible.

En todo caso, lo que está sucediendo en Andalucía favorece claramente a una parte de Ciudadanos, la que no quiere a Vox en el cuadro, y a un PSOE que puede intentar asumir el poder antes de las elecciones con la moción de censura. Para nada beneficia ni al PP ni a Vox que, en la medida de la potencia de penetración de sus interpretaciones, sufrirán más o menos quebranto. Ambos tienen que meditar sobre qué es lo que están haciendo porque pueden ser la columna vertebral de un largo período de gobierno del nuevo centro derecha en Andalucía. O no.

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