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José Ramón Bauzá

"El gabinete de Borrell ya está al tanto"

El alto representante de la UE debe demostrar que no tiene connivencias con Cuba o dimitir.

El alto representante de la UE debe demostrar que no tiene connivencias con Cuba o dimitir.
Josep Borrell. | EFE

Un escándalo está corriendo como la pólvora por los pasillos de Bruselas y podría costarle el puesto al español de mayor rango en la Unión Europea, el alto representante para Asuntos Exteriores –y vicepresidente de la Comisión–, Josep Borrell.

Lo que debería haber sido un intercambio rutinario de correos electrónicos entre dos asistentes parlamentarios del PSOE se convirtió el pasado fin de semana en un problema muy serio para los socialistas españoles tras su filtración a la prensa. En la conversación interna hecha pública se plasmaron los esfuerzos socialistas por coordinar con la embajada cubana en Bruselas el bloqueo de una propuesta, de nuestro grupo liberal Renew y el de los populares, para debatir esta semana en el Parlamento Europeo la represión en Cuba.

Que el PSOE se ponga del lado de las dictaduras latinoamericanas no es noticia. Los socialistas lo han hecho de forma pública y reiterada en la Eurocámara; en abril ya se opusieron a mi exigencia de liberar a la expresidenta boliviana, Jeanine Áñez, y durante el último debate sobre Cuba votaron en contra de la liberación de líder opositor José Daniel Ferrer. Lo verdaderamente revelador de esta filtración, que ha puesto contra las cuerdas al alto representante, sería la demostración definitiva de algo que llevo denunciando desde el comienzo de la legislatura: la complicidad deliberada de Josep Borrell con los regímenes dictatoriales de América Latina, y en especial con el de Cuba.

Y es que de la conversación filtrada se desprende claramente la participación del equipo de Borrell en el intento de torpedear el escrutinio de Cuba por parte del Parlamento Europeo. Tras ofrecerse a alertar a la embajada del régimen sobre la propuesta de debate, los asistentes socialistas afirman que "el gabinete de Borrell ya está al tanto", frase que demanda una explicación urgente del alto representante. Esa explicación se la exigí el sábado en una carta que continúa recabando apoyos.

Esta frase tan explícita, "el gabinete de Borrell ya está al tanto", bien podría convertirse en el epitafio del alto representante antes incluso de que pase el ecuador de su mandato, si el exministro socialista no logra demostrar de forma incuestionable que obró con total imparcialidad en el ejercicio de su cargo.

Aunque Borrell no es ajeno a los escándalos, y ya acumula más titulares incómodos que ningún otro miembro del equipo de Úrsula von der Leyen – empezando por su fatídico viaje a Moscú, del que el alto representante y la Unión Europea salieron humillados–, este último incidente pone el foco sobre algo más grave que su acostumbrada incompetencia.

Lo que diferencia este escándalo de los demás es que Borrell podría haber violado el deber de imparcialidad política que imponen los Tratados a todos los altos cargos de la Unión Europea; con el agravante de que lo habría hecho para salvar de la crítica a la dictadura cubana, que está entre los peores regímenes que existen actualmente.

Uno de los pilares sobre los que se sostiene la UE es la confianza en que, con independencia del país o el partido que los propuso para el cargo, los veintisiete miembros que integran la Comisión Europea desempeñan su labor con el interés general como único objetivo. Si se demostrara que Borrell ayudó conscientemente a evitar que el Parlamento Europeo debatiera sobre las constantes violaciones a los derechos humanos en Cuba, la pérdida de confianza en las instituciones europeas sería doble. De un lado, estaríamos traicionando a todos aquellos, dentro y fuera de nuestras fronteras, que ven en Europa y en nuestros valores un baluarte de la libertad y contra la tiranía. Y del otro, toda iniciativa que impulsaran el alto representante y la Comisión quedaría teñida por la duda de si obedece al bien común de todos los europeos o al puro interés del partido que lo propuso.

En un momento de profunda crisis económica y social, la UE no puede permitirse este ataque contra su credibilidad, dentro y fuera de Europa. A no ser que Borrell demuestre su imparcialidad sin el más mínimo atisbo de duda, este último escándalo debería conllevar su dimisión inmediata.


José Ramón Bauzá, diputado de Ciudadanos en el Parlamento Europeo.

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