Esta Ley de Inseguridad nacional, que supera en sectarismo a la Ley de Defensa de la República de Azaña, debería llamarse Ley de Defensa de Sánchez. Sólo a su tiranía sirve.
Los indultos de los delincuentes fueron el fruto podrido que coronó unos pactos mercenarios, a los que ni siquiera les faltó la bendición de los obispos catalanes.
Jesús Laínz uno de los escritores que más tiempo ha dedicado a roturar un terreno tan convulso como aquel en el que cristalizaron los nacionalismos fragmentarios.