Sánchez negó categóricamente la pasada semana que vaya a haber un referéndum independentista en Cataluña, por lo que sus socios parlamentarios, los separatistas de ERC, dan por descontado que se celebrará. El propio Gabriel Rufián afrentó a Sánchez en el parlamento tras las palabras del presidente, recordándole que también dijo que no habría indultos para los golpistas y, sin embargo, ya están todos en la calle perfectamente exonerados. "Denos tiempo", añadió el pintoresco portavoz separatista, en un gesto que debería cubrir de vergüenza a todos los socialistas que defienden el sanchismo.
Los exreclusos ya mostraron su desprecio a Sánchez nada más salir de prisión, en un acto en el que no solo no agradecieron la humillación del Gobierno en pleno, sino que amenazaron con volver a hacer lo mismo, pero esta vez mucho más en serio.
En el mismo sentido se viene pronunciando con insistencia el presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, que este pasado domingo hacía público que el presidente del Gobierno es consciente de que va a haber un referéndum independentista en Cataluña.
También Carmen Forcadell, otra expresidiaria envalentonada por la degradante actitud del presidente socialcomunista, da por sentada la organización de una consulta pactada con el Gobierno e incluso se atreve a fijar el plazo de dos años para su celebración. En apoyo de su tesis recuerda que Sánchez también dijo que cumplirían íntegras las penas y ahí están, fuera de la cárcel y haciendo campaña para intentar otro golpe de Estado.
Todo ello otorga una mayor gravedad a las negociaciones extraparlamentarias de Sánchez con los secesionistas, un terreno donde los sediciosos no solo van a conseguir la celebración de una consulta pactada, sino también numerosas prebendas (sobre todo de tipo económico) para tratar de paliar la ruina a que han llevado a Cataluña y agudizar, de paso, las tensiones con el resto de autonomías. Cuentan para ello con la alianza del PNV, el partido que Sánchez, en otra felonía sin parangón, ha convertido en su mediador para negociar tanta ignominia.
Pero tienen razón los separatistas. Tendrán un referéndum pactado con el Gobierno de España, siempre que Sánchez ocupe la presidencia. De ahí el interés de los grupos que buscan destruir nuestro sistema constitucional en mantener empotrado en La Moncloa a este personaje, convertido voluntariamente en el felpudo de todos los enemigos de la Nación.

