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Pablo Molina

Las montero y el sexo

La izquierda redentorista legisla como si nada existiera antes de que la voluntad de los ministros se encarnara en las páginas del BOE.

La izquierda redentorista legisla como si nada existiera antes de que la voluntad de los ministros se encarnara en las páginas del BOE.
EFE

Las ruedas de prensa de Marisú Montero son un reto para la inteligencia pero, convenientemente desentrañados, los argumentos de la ministra permiten acotar de manera muy precisa por dónde va el PSOE y, más importante aún, por dónde quiere llevar el Gobierno a todos los españoles.

Esta semana le ha tocado a la "cultura sexual", un territorio injustamente olvidado por los socialistas, que la facción podemita ha elevado a la primera línea de la acción política para que nada escape a la acción del socialcomunismo.

"Tenemos que transformar la cultura sexual". Ese es, según la portavoz, el imperativo moral que mueve al Gobierno a legislar sobre las relaciones íntimas, a través de una ley que codificará jurídicamente todo el proceso amatorio. Será como el procedimiento administrativo, con requisitos, solicitudes, concesiones y denegaciones, pero llevado al territorio donde las urgencias voluptuosas, sobre todo si los interpelados son jóvenes, no dejan mucho margen al trámite de reposición porque, en momentos así, todos los recursos son de alzada.

Las dos Montero han demostrado una gran compenetración, porque ambas son muy buenas en lo suyo. Irene pergeñando disparates jurídicos y Marisú adornándolos con su retórica brillante para fijar las ideas fundamentales de la nueva legislación en la mente de todos los ciudadanos.

Gracias al Gobierno socialcomunista, en España se conseguirá mediante esta ley un hito que nuestros socios europeos, sin duda, envidiarán. La portavoz lo ha explicado con la brillantez que la caracteriza resumiendo su esencia en que, con esta nueva ley "si tú no quieres, no tendrás que participar en ningún acto sexual". No como hasta ahora, podría haber añadido, porque la izquierda redentorista legisla como si nada existiera antes de que la voluntad de los ministros se encarnara en las páginas del BOE.

Lo más importante es que las leyes izquierdistas están llamadas a perdurar en el tiempo, por más disparates liberticidas que incluya su articulado. Para preservarlas en el ordenamiento jurídico ya está el PP, que dedica lo mollar de sus mandatos a consolidar todas las normas heredadas del socialismo y, además, presumiendo de su conformidad con ellas. Luego se extrañan de que incluso en los momentos de mayor rechazo al socialismo, las encuestas no les den siquiera para gobernar en coalición.

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