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Marcel Gascón Barberá

Prohibido ir al fútbol vestido de jeque

La ortodoxia 'woke' aspira a imponerse en todo lo que hacemos y decimos.

Saint James Park. | Cordon Press

A finales de los años noventa, el Newcastle United se codeó con los grandes de la Premier League inglesa. El club llegó a ser un firme candidato al título y un habitual en las competiciones europeas. Pero con el tiempo su estrella se fue apagando. Tras descender dos veces a segunda, el equipo blanquinegro volvió en 2017 a la máxima categoría. Desde su regreso a la élite, el Newcastle ha firmado tres temporadas mediocres y a día de hoy ocupa el penúltimo lugar en la clasificación de la Premier.

El pasado día 7 el fondo soberano de inversión de Arabia Saudí anunció la compra del club. La noticia desató la euforia entre la afición del Newcastle. Tras años de sequía, los aficionados confían en que los nuevos dueños saudíes inviertan muchos millones de petrodólares en volver a hacerlo grande.

La venta a los jeques fue celebrada como si fuera un título. Centenares, si no miles, de personas se concentraron en las inmediaciones del estadio del club, St James’ Park, a expresar su alegría y dar la bienvenida a los saudíes. Algunos de los allí concentrados vestían túnicas blancas y llevaban la cabeza cubierta con pañuelos a cenefas rojas y blancas.

Este homenaje a quienes ven como los salvadores del club empezó a extenderse entre la afición del Newcastle. El equipo recibía el pasado domingo al Tottenham en el primer partido de su era saudí. Jóvenes, mujeres y varones de toda raza y condición acudieron al campo disfrazados de árabes, y en las gradas de St James’ Park se lanzaron billetes falsos al viento para festejar su nuevo estatuto de ricos.

El Newcastle acabó perdiendo por dos goles a tres ante el poderoso Tottenham, pero los aficionados disfrutaron como hacía tiempo que no lo hacían, en medio de un entusiasmo generalizado que invita al optimismo de cara al futuro. "Hemos sido durante 14 años el equipo más pobre de la liga, porque nuestro dueño no invirtió ni un duro en esos 14 años, y ahora somos el club más rico del mundo", dijo un aficionado, también tocado con su pañuelo, sobre la ilusión que han traído los jeques.

La llegada al Newcastle de los saudíes ha provocado el enfado de las organizaciones de derechos humanos, que ven en la operación una forma de legitimar a través del fútbol a una dictadura con un largo historial de abusos y crímenes contra disidentes.

Además de estas críticas legítimas, la manera en que se ha recibido a los nuevos dueños ha sido motivo de otra polémica mucho más ridícula que habla por sí sola del estreñimiento que caracteriza a nuestra época.

Mientras miles de personas disfrutaban de manera totalmente inocente disfrazándose de jeques, la maquinaria woke empezaba a encontrar problemas. ¿Es apropiado vestirse con el atuendo tradicional de otras culturas? ¿No estaremos ante un caso de apropiación cultural que puede herir la sensibilidad del grupo afectado?

El debate empezó a tomar cuerpo en los medios de comunicación y, a través de un comunicado, el propio club pidió el jueves a los aficionados que dejasen de disfrazarse de jeques para ir al campo.

En el texto, la dirección del Newcastle aclara que "ninguno de los nuevos dueños del club se ha sentido ofendido por el atuendo de los fans", y explica que los jeques valoran positivamente esta forma de darles la bienvenida. Sin embargo, continúa el escrito oficial, "existe la posibilidad de que el vestirse de esta manera (…) ofenda a otras personas". En consecuencia, el club anima a los seguidores "a vestirse según sea la norma de su propia religión o cultura".

Está por ver si los aficionados del Newcastle se plegarán a la beatería de quienes llevan la imagen del club o seguirán vistiéndose de saudíes para animar a los suyos.

Lo que está claro es que la ortodoxia woke aspira a imponerse en todo lo que hacemos y decimos. Y que, si lo consigue, acabará con todas las manifestaciones de alegría, de espontaneidad y de humor.

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