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Cayetano González

Desgobierno de coalición

En cualquier democracia que se precie, la actitud de Belarra y Montero llevaría aparejada su destitución inmediata por parte del presidente.

Pedro Sánchez e Irene Montero en el acto conmemorativo del Día Internacional de las Mujeres organizado por el Ministerio de Igualdad. | EFE

La invasión de Ucrania por parte de Putin ha servido, maldita la gracia, para que el actual gobierno social-comunista del PSOE y Podemos quede perfectamente reflejado ante la opinión pública, no sólo española, sino mundial, debido al guirigay interno que se ha montado tras la decisión de Sánchez de enviar armas a Ucrania.

Sánchez rectifica y anuncia que mandará "material militar ofensivo"

Las ministras podemitas Ione Belarra e Irene Montero, que hay que recordar que sólo pueden ser nombradas y cesadas por el Presidente del Gobierno, se han encargado este fin de semana de manifestar públicamente su oposición a esa decisión de Pedro Sánchez de enviar armas. Por supuesto, que ni una palabra de condena hacia Putin de estas dos lumbreras que se sientan en el Consejo de Ministros, que además se permiten decir que su apuesta sigue siendo la vía diplomática.

En cualquier democracia que se precie, esa actitud de las dos ministras llevaría aparejada su destitución inmediata por parte del Presidente, si es que ellas no tienen la dignidad de irse a su casa si en tan desacuerdo están con la decisión tomada.

Conscientes quizás de que habían ido demasiado lejos, Podemos ha querido este lunes rebajar la tensión creada con sus socios llegando a puntualizar -en contra de lo que había entendido todo el mundo- que lo de "partidos de la guerra" que dijo Belarra este domingo no se refería al PSOE. Eso sí, han admitido diferencias en esta cuestión con Yolanda Diaz. Y para acabar de rizar el rizo, Sánchez se ha apuntado a última hora a un acto con motivo del Día Internacional de la Mujer organizado por el Ministerio de Irene Montero y en el que también estaba Belarra. Así son en este desgobierno de coalición.

Cuando en 2019, Sánchez optó por la coalición con Podemos, a la que luego sumó lo mejor de cada casa -independentistas catalanes, herederos políticos de ETA, nacionalistas vascos del PNV- sus voceros mediáticos se emplearon a fondo en destacar que era el primer gobierno de coalición que se formaba en España desde la transición política y aunque fuera un ejecutivo formado por dos partidos -PSOE y los morados- que venían de culturas diferentes, el gobierno iba a tener una sola voz.

La realidad, sin embargo, es que el espectáculo que ha venido dando este gobierno en estos casi tres años de existencia, con continuos desacuerdos y tensiones internas, desmiente rotundamente y por la vía de los hechos, esa predicción hecha por los entusiastas de este desgobierno de coalición.

Pero lo que está sucediendo estos días, tras la invasión de Ucrania por Rusia, es literalmente un espectáculo vergonzoso. Por un lado, está la rectificación de Sánchez que en veinticuatro horas pasa de decir que mandará tiritas y betadine a Ucrania, a anunciar, sin mover un músculo, que lo que va a mandar es armamento para que los ucranianos puedan defenderse. La Vicepresidenta segunda, Yolanda Diaz, supuestamente la que lleva la voz cantante de Podemos en el gobierno, respalda esta rectificación del Presidente, pero la pareja Belarra-Montero, se desmarcan tanto de Sánchez como de Diaz, y muestran su oposición a esa decisión.

No es muy difícil imaginar el estupor que estará causando en todas las cancillerías europeas o en la Casa Blanca, esta esquizofrenia que se vive en el seno del Gobierno del Reino de España. El desprestigio, la desconfianza, la falta de fiabilidad que se proyecta hacia nuestros aliados europeos es total. Y de eso, el máximo culpable es el presidente del Gobierno que si por una vez -ya sé que es un imposible- pusiera por delante los intereses de España a sus intereses particulares, habría cesado fulminantemente a estas dos ministras, aunque eso conllevara la ruptura de la coalición y la pérdida del apoyo parlamentario de Unidas Podemos.

Pero Sánchez no las destituirá. Alguien que ha dado el indulto a los políticos golpistas catalanes; alguien que ha pactado y lo seguirá haciendo con los herederos políticos de ETA, ¿qué problema va a tener en aguantar que sus socios de gobierno manifiesten públicamente que están en contra de una decisión que ha tomado el Presidente del Gobierno que por otra parte es a quien corresponde dirigir la política internacional?

Lo que quizás no ha calibrado suficientemente Sánchez y por supuesto Podemos es que la invasión de Ucrania por parte de Rusia; la conmoción que a nivel mundial están produciendo las imágenes de la masacre llevada a cabo por Putin, va a cambiar muchas cosas de cara al futuro. Entre otras, que no todo vale en política; que la violación de los derechos humanos que de forma tan brutal Putin está llevando a cabo con el pueblo de Ucrania no tiene ninguna justificación, y que el "no a la guerra" que enarboló con tanto entusiasmo la izquierda no hace tanto tiempo es en estos momentos un lema cobarde que deja al descubierto las vergüenzas de quienes lo enarbolan.

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