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Itxu Díaz

Se parte la caja

El sanchismo tiende una y otra vez a reeditar el zapaterismo, incluso en la forma de mentir, pero cayendo aún más bajo y haciendo aún más daño.

El sanchismo tiende una y otra vez a reeditar el zapaterismo, incluso en la forma de mentir, pero cayendo aún más bajo y haciendo aún más daño.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el balance del curso político. | EFE

El presidente se ha quitado la corbata para ahorrar en energía y los españoles se han echado a las calles para agradecer que al menos haya mantenido los calzoncillos. Es tal dimensión de las criadillas del sujeto, que eso vibrando de alegría y en libertad, con el runrún de sus pasos de pollo sin cabeza, podría dejar España como Sarajevo en 1992. Solo entonces podríamos decir en rigor que Sánchez está destrozando el país por sus pelotas.

Tras la euforia del despelote, he recordado que el primero en esto de cortarse la corbata fue un ministro de Zapatero del que ya nadie se acuerda fuera del IBEX, Miguel Sebastián. De alguna manera, el sanchismo tiende una y otra vez a reeditar el zapaterismo, incluso en la forma de mentir, pero cayendo aún más bajo y haciendo aún más daño.

Lo único bueno de este Revival ZP es que podemos aplicarle al actual presidente todos los sinónimos de sinvergüenza, bobo e inútil que un día aplicamos a Zapatero, y eso hace mucho más fácil la vida a los columnistas, que somos la primera fila de la extenuante batalla política, y el puñetero centro del universo, y que a mí a ratos me pasa como a Mihura: "Me gusta tan poco escribir que cuando termino una obra me quedo tan sorprendido como cuando una soltera da a luz un niño". El mundo se va al infierno; ahora las citas de Mihura también suenan vintage.

El ahorro creativo de Sánchez y Sebastián está bien, pero si el presidente está insoportablemente feliz porque cree que eso de deshacerse de ropa descargará el consumo energético, vas a ver el subidón cuando descubra lo que puede ahorrarse desanudándose el Falcón. Que todos los españoles con corbata, manta militar, pasamontañas, y haciendo footing por la Castellana a pleno sol a las tres de la tarde, equivalen al consumo energético de dos segundos de Falcón.

Lo de focalizar el insoportable precio de la energía en la corbata es una maniobra poco original, pero una vez más resulta eficaz a corto plazo desde el punto de vista de la comunicación política. Una regla no escrita señala que es mejor tener a todo el mundo con la boca abierta pensando que el presidente es un loco, que tener a los ciudadanos quemando las calles para protestar porque el presidente es un incompetente.

No obstante, como la mía es una profesión de riesgo, me he atrevido a traducir al español las palabras de Sánchez tras esta histórica medida textil, que por cierto ha provocado oleadas de euforia en los fabricantes de corbatas y otros complementos que oprimen el gaznate, como los inspectores de Hacienda y las ex novias. Esto quiso decir el presidente:

"Españoles, ¿cómo va eso? No llevo corbata y eso significa que me he tirado el café por encima justo antes de la rueda de prensa, y a uno de mis asesores se le ha ocurrido la mandanga esta del ahorro energético, que a mí me parece que es como el tocino y la velocidad, pero como soy yo, o sea Pedro I, el de los Grandes Huevos, he decidido ir con todo a esta guerra y me he permitido el lujo de instar a todos los ministros y cargos públicos a que se quiten la corbata, la depositen lentamente en el suelo, y vengan de rodillas con las manos en la espalda a postrarse y adular al Amado Líder y Célebre Luchador Climático, Mi Persona.

En cuanto al sector privado, como ya esta comparecencia está siendo un festín a calzón y corbata quitada, más de lo mismo: se me quiten los lazos del pescuezo, por favor, me bajen el consumo de aire acondicionado hasta en los quirófanos, y se me pongan un pin de Greta Zombie. Y parafraseando a Tip y Coll, la semana que viene hablaremos de los curas y esas negrísimas sotanas que atraen el calor, que siempre es buena hora para zancadillear fascistas de sacristía.

A cuidarse que me voy a La Mareta a seguir riéndome de todos. Y no lo olvidéis, todos vosotros a frenar el cambio climático: ¡Ante el calorcito, solo rebujito! Gobierno de España".

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