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El nuevo arte de la guerra

La política española ha desaparecido. Todo es una guerra de la casta política contra los españoles.

La política española ha desaparecido. Todo es una guerra de la casta política contra los españoles.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Nadie se engañe. España vive una guerra política de dudosa resolución. Las guerras no terminan. Continúan de otras maneras. Se hicieron dos guerras mundiales, para acabar con todas las guerras. El fracaso estaba cantado. El pacifismo quedó derrotado para siempre. Las buenas intenciones de los pacifistas son hoy sólo escudos de los malos guerreros. Cinismo ridículo. La ideología pacifista es un placebo para morir sin protestar. Un engaño. El intento de acabar con la guerra es tan ilusorio como pretender la inmortalidad. Cayó en el siglo pasado la ilusión de una utopía contemporánea. Fue la gran enseñanza del siglo XX para el siglo XXI: la guerra es constitutiva de la humanidad.

Pero nadie se desanime por la inevitabilidad de una guerra y combatamos para evitar la próxima. Sigamos al conde de Floridablanca: hemos de estar preparados para la guerra como si ésta fuera inevitable, pero al mismo tiempo tenemos que hacer todo lo posible por evitarla. En esa línea el General Rafael Dávila ha escrito un libro (El nuevo arte de la guerra), una magnífica síntesis para nuestra época de eso que los renacentistas llamaron: el arte de la guerra. Un libro para despertar de su sueño dogmático, o sea terrorista, a los ilusos del pacifismo, y una llamada de atención para que los auténticos soldados no se dejen embaucar por los embelecos de unos políticos decadentes, ramplones y corruptos que sólo de boquilla defienden los valores democráticos. Este libro es un bellísimo canto a las virtudes militares.

Mientras leía el libro de Dávila, me asaltó un interrogante: ¿Vive España en guerra? Es obvio que sufrimos las consecuencias de la guerra Ucrania y Rusia. Y es evidente que Sánchez y sus socios golpistas nos imponen una agenda de guerra para acabar con lo poco que queda de democracia. Pero, por encima de esas preguntas, hay una más general y abstracta: ¿quién podría detener a Sánchez de su asalto al Estado, a las instituciones y al sentidos común? Sí, los socialistas de Sánchez, los exterroristas y los golpistas están acabando con lo poco que queda de España, la nación no existe y el Estado se derrumba por todas partes, pero el personal pasa como si la cosa no fuera con ellos. Sí, Sánchez está al frente del mayor golpe de Estado que se ha dado en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, pero la Opinión Pública pasa de este asalto "políticamente correcto". Sí, ahora Sánchez, los exterroristas y los golpistas catalanes van a cambiar el Código Penal sin despeinarse, mientras la cosa de la Oposición, o sea el PP y la gente de Vox, traga con todo. Cobardes.

¿Quién podría liberarnos de la agenda bélica de Sánchez? ¡Quién lo sabe! Mientras pensamos la respuesta, reconozcamos que esta guerra política empieza a ser muy desigual: por un lado, están los guerreros, fuertes y bien pertrechados en el poder, y por otro millones de esclavos que se autoengañan llamándose "ciudadanos" e imaginando elecciones liberadoras.Tengo la sensación de que la política española ha desaparecido. Todo es una guerra de la casta política contra los españoles. Millones de ciudadanos hemos sido reducidos a sobrevivir en una guerra que no creemos nuestra. Pobres. Los más ilusos siguen diciendo que esto se resolverá en los próximos comicios. Mentira. Ni las elecciones locales y autonómicas de mayo ni las elecciones generales, que nadie sabe cuando se convocarán, resolverán lo irresoluble. Sánchez ni ahora ni nunca se auto-limitará en el ejercicio del poder. Ni es demócrata ni cree en el Estado-Nación, España.

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