Menú

Las familias de Belarra

El Gobierno ha limitado la ley a solo 16 tipos de familia, dando la espalda por completo a una inmensa cantidad de agrupaciones con lazo afectivo.

El Gobierno ha limitado la ley a solo 16 tipos de familia, dando la espalda por completo a una inmensa cantidad de agrupaciones con lazo afectivo.
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. | Europa Press

Gran decepción con La Ley de Familias de Ione Belarra. Les das un coche oficial y se vuelven clase privilegiada y se olvidan de nosotros, los diversos. Confío en que de aquí a la ejecución final tengan en cuenta las aportaciones que mis amigos y yo, con tanta resiliencia, hicimos en la comuna mientras jugábamos al Yo nunca con chupitos Jagermeister. El Gobierno ha limitado la ley a solo 16 tipos de familia, dando la espalda por completo a la inmensa cantidad de agrupaciones con lazo afectivo que surgen como consecuencia de las experiencias con el lictor originario de Wolfenbüttel.

Ordena el documento del Gobierno a las familias según el sexo de sus miembros, y eso está bien, pero lo hace sin detenerse en la clasificación que más preocupa a todos los españoles, los grupos "nada", "poco", o "mucho".

Elude Belarra la familia mononeuronal, aquella en la que todos los miembros comparten una única neurona a tiempo parcial, como si fuera el Consejo de Ministros. Se trata de un tipo de agrupación familiar que está condenada a la pobreza, ya que solo encuentra salidas profesionales en el campo de la política, en plazas en ocasiones ocupadas por gente que, de manera bastante fascista, sabe leer y escribir un poco.

Olvida la ley a la familia unicornial y eso me afecta especialmente, que hace unos meses me casé conmigo mismo y he tenido un hijo imaginario, llamado Bartolo, al que me prohíben escolarizar, y que es además víctima de burlas con agravante homófobo en los parques infantiles, que todos los niños le dicen "Bartolo, Bartolo" y cuando se vuelve hacia a ellos, replican al unísono "¡tócame el bolo!".

Echo en falta en la ley a la familia Telerín, a la familia Aragón, a la famiglia, y a la familia Forocoches, la que integran los miembros de esta comunidad de foreros cuyos lazos de filiación y fidelidad entre sí superan holgadamente a los que los unen con las personas con las que supuestamente conviven en casa. Y nadie puede entender que tampoco se reconozca la familia platónica, colectivo que yo mismo entregué en el pasado, cuando contraje matrimonio visual tácito con María Sharápova durante la retransmisión de un partido de tenis, en una ceremonia oficiada por el mando a distancia, en la que participaron como testigos Juan Carlos Rivero y María Escario. Pese a la rotundidad con la que relaté mis platónicas nupcias, la funcionaria de turno se negó siquiera a recoger mi solicitud de ayuda familiar.

Por supuesto, resulta lamentable que a estas alturas la ministra haya pasado por alto el reconocimiento debido a la familia Addams, a quienes se le niega una y otra vez la reivindicada exención del IVA en la compra de ratas, arañas, y pequeños vertebrados que son la base de su dieta y por tanto constituyen alimentos de primera necesidad; del mismo modo, Belarra, de forma torticera, ha negado a este tipo de familias el reivindicadísimo Bono Cultural Gótico (BCG) que les permitiría asistir gratuitamente a los conciertos de The Cure, con cargo a los presupuestos generales.

Además, por increíble que parezca, y aquí la caspa de Belarra se percibe a leguas, todavía el Gobierno no tiene previsto el reconocimiento de la familia Beethoven (uno más de la), que es la que forma cualquier conjunto de personas con filiaciones más o menos inventadas, como las de sangre, pero que comparten techo con un animal de compañía, formando un núcleo emocional unitario, al que solo permanece ajeno la ministra. A este respecto, como poseedor de un bellísimo y alegre canario, Jorgeja, reclamo mi derecho a ingresar a mayores en la familia Sinatra, combinado al que pertenecemos los millones de personas que vivimos solos en compañía de tan simpático pajarillo, y que tenemos que luchar con nuestros propios medios con la siniestra amenaza de los gatos que en este tiempo asolan los vecindarios zampándose canarios y dejándonos viudos, sin que se destine ni un céntimo de dinero público a proteger nuestra forma de vida y respetar nuestra libre elección de matrimoniar con un pájaro, por más que sea esta una práctica más que conocida en la bandada política a la que pertenece la ministra.

Y, por último, aunque no menos importante, considero absolutamente escandaloso que siga siendo necesario tener hijos para obtener el reconocimiento de familia numerosa. Mi vecino el del quinto acoge en casa a una media de seis novias por semana, que renueva con increíble velocidad, lo que lo convierte sin duda en una de las familias más numerosas de España sin que el Gobierno le permita aplicar el conveniente descuento en los billetes de Renfe.

O sea, Ione, que al fascismo se le combate, pero poco. Queda mucho por hacer.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal