Menú
Cristina Losada

Los fondos europeos y la porcelana china

De lo dicho por Monika Hohlmeier se deduce que faltan transparencia, accesibilidad y claridad en la información.

De lo dicho por Monika Hohlmeier se deduce que faltan transparencia, accesibilidad y claridad en la información.
Reunión de Nadia Calviño con la misión del Parlamento Europeo. | EFE

La Comisión de Control Presupuestario del Parlamento Europeo llegó a España con mal pie de foto, porque a quién se le ocurre pedir cuentas de cómo se están empleando los fondos que envía Europa. Estos controles no gustan nunca, pero menos aún cuando gobierna quien está gobernando. Con el progresismo, la rendición de cuentas sobra y lo mejor que se puede hacer es no hacerla. Fue así cómo desde el entorno Frankenstein se puso en cuestión la objetividad de la misión y menudearon las noticias para desprestigiarla. Con este ataque preventivo, si el chequeo acababa en rapapolvo, se podía imputar el resultado a una operación política de la derecha contra Sánchez. Lo vino a decir, sin muchos circunloquios, la eurodiputada socialista García Muñoz, que acusó a la misión, de la que formaba parte, de invitar a quienes eran críticos con el Plan del Gobierno español. "Estaba todo bastante politizado", declaró. Salvo la propia Muñoz, que no.

Para no estar politizada, García Muñoz ha defendido con uñas y dientes el buen hacer del Gobierno de su partido. "España sabe donde tiene el dinero y ahora, el Parlamento Europeo y la Comisión de Control Presupuestario también lo saben", ha dicho. Vale. Esperemos que el Gobierno sepa dónde tiene el dinero, pero que lo sepa no significa que le haya dado el uso adecuado. Podría estar en algún limbo, mientras se discurre qué hacer con él en año electoral. Y hasta puede ocurrir, en caso de ineficiencia extrema, que se perpetuara en ese limbo, absolutamente olvidado por todos, como cierto cargamento de valiosa porcelana china que compró algún sultán otomano y que permaneció varios siglos en una habitación del palacio, cuidadosamente apilada, en los envoltorios originales en los que había hecho el viaje en caravana desde China. A nadie se le encargó que la desempacara y allí quedó.

Con el incentivo del año electoral no es de temer que el dinero de los fondos europeos tenga el mismo destino que aquella maravillosa porcelana. Pero cuál es su destino está por ver. Lo que se quiere saber es si ha llegado a quien tenía que llegar o se ha perdido por el camino, que hay dinero adicto a esa costumbre. Y el trayecto del dinero no está claro. Miembros de la Comisión menos lisonjeros que la socialista dicen que no han podido saber cuánto ha llegado al beneficiario. De lo dicho por Monika Hohlmeier se deduce que faltan transparencia, accesibilidad y claridad en la información. Es obvio lo que significan tales carencias, pero da igual. Cada parte podrá interpretar los resultados de la misión europea a su gusto. Y el Gobierno ha solventado este problema reputacional con el anuncio a bombo y platillo de que no se han encontrado indicios de fraude en la gestión. Hombre, ya. Todavía es pronto. Pero no ha podido disimular la molestia por el control.

Temas

En España

    0
    comentarios