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Agapito Maestre

Sin Ferrovial y sin democracia

Si nuestra sociedad fuese una comunidad política desarrollada civil y moralmente, no creo que este Gobierno hubiera durado tanto tiempo.

Si nuestra sociedad fuese una comunidad política desarrollada civil y moralmente, no creo que este Gobierno hubiera durado tanto tiempo.
MADRID, 22/02/2023.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados. EFE/ Zipi | EFE

Es comprensible en términos abstractos, estrictamente intelectuales, la decisión de Ferrovial de largarse de España. El capital como el miedo es libre. Lo extraño no es la medida en sí, absolutamente justificada en el orden lógico e incluso ontológico, sino que haya tardado tanto en llegar. Dicen que el dinero, principal medio de desarrollo del sistema económico de una sociedad, es a veces demasiado conservador para aguantar los niveles de indeterminación, incertidumbre e inquietud que caracterizan a las democracias occidentales. Cierto. Pero el problema en España no creo que sea de carácter democrático; al contrario, el Gobierno de Sánchez ha hecho de la persecución de las instituciones democráticas, especialmente de la Oposición, su principal programa de acción. Un Gobierno, en efecto, con escasa legitimación de origen y ninguna de ejercicio, incluso ha sido condenado varias veces por el Tribunal Constitucional, está acabando con las bases de la democracia, pero los españoles seguimos funcionando como si la carencia de legitimidad del Ejecutivo fuera asunto normal.

Eso es lo que necesitamos urgentemente explicar, especialmente para saber si esto, la España balcanizada, tiene una salida democrática o, por el contrario, tenemos que seguir soportando un autoritarismo de alcantarillas en un sistema político que confunde permanentemente el ámbito del poder con la esfera del derecho. Creo que el nivel de encanallamiennto de nuestra sociedad, o sea, hacer de la anormalidad una costumbre, no tiene parangón con ninguna otra sociedad europea. En pocas palabras, el autoritarismo, el ordeno y mando, está por todas partes; sin embargo, el Gobierno de Sánchez lleva cuatro años ocultándolo con agitación y propaganda; y, seamos realistas, en cierto modo lo ha conseguido. Muchos actores sociales y políticos han colaborado con el Gobierno de Sánchez para "hacer como si esto fuera normal", o sea, han contribuido a eclipsar los valores democráticos tanto los grandes como los medianos empresarios, las patronales, los sindicatos "de clases", los medios de comunicación, las universidades, las academias y mil instituciones dependientes de las dádivas de Sánchez. También la empresa Ferrovial ha jugado a llevarse bien con el autoritarismo sanchista. Por eso, precisamente, resulta extraño que a poco menos de tres meses de unas elecciones locales y autonómicas, y a escasos diez meses de unas elecciones generales, Ferrovial cambie su domicilio social a Holanda. ¿Es tanta la presión del Gobierno de Sánchez sobre la empresa que no puede aguantar unos pocos meses más para ver cómo se aclara el horizonte político? ¿Por qué una de las empresas de referencia del Gobierno, incluso con miembros relevantes de su Consejo de Administración vinculados a tradiciones socialistas, toma una decisión tan importante de salir de España? ¿Por qué Ferrovial ha querido dejar claro ahora, precisamente a pocos meses de las elecciones, que el Gobierno de Sánchez es un enemigo acérrimo de la libre empresa, o peor, es ya un peligro para el nivel de vida de todos los españoles? Porque nunca debemos dar nada por sabido en política, y sobre todo sí somos partidarios de vivir en democracia, es menester responder esas preguntas.

El Gobierno de Sánchez pensó que todo los grandes empresarios españoles comían en su mano. Nadie se atrevería a rebelarse. No le faltaba razón a un Ejecutivo basado en el palo y la zanahoria. La prueba es que llevan cuatro años en el poder a pesar de las mil tropelías cometidas, incluso pretenden agotar la legislatura, y ¿quién sabe si todavía tienen capacidad y trampas suficientes para "ganar" las próximas elecciones generales? Las predicciones en democracias de baja calidad como la nuestra deben hacerse con cuenta gotas. La incertidumbre manda. En fin, cuando la libertad de mercado, permítanme la generalización exagerada, está en peligro en España, las grandes empresas buscan cobijo en otro lugares más seguros para seguir creando beneficios para sus dueños, accionistas y, quizá indirectamente, para sus trabajadores. Es el caso de Ferrovial. Se van a Holanda y dejan España. El dinero, como dicen los castizos, no tiene patria. Está bien. Mil son los motivos que pudieran haber llevado a Ferrovial a salir de España, pero, seamos sinceros, hay uno que no puede descartarse: no se fían de que los españoles seamos capaces de echar a este Gobierno.

Sí, nuestra sociedad dista mucho de ser una comunidad política desarrollada civil y moralmente; si lo hubiera sido, no creo que este Gobierno hubiera durado tanto tiempo. Una mirada hacia esa zona de penumbra, entre lo cultural y lo político, entre lo moral y lo institucional, que se ilumina cuando se presta una atención pormenorizada a las ideologías, a las memorias compartidas por los grupos políticos, a las lecturas preferidas de su miembros, al vocabulario o a las formas específicas de sociabilidad, a los gustos de una sociedad sin criterios claros, no da para tener muchas esperanzas. O sea, los de Ferrovial se han largado por que no tienen claro que pueda llegar el cambio político.

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