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A bofetadas en el 8-M

Hay corrientes enfrentadas dentro de un movimiento que debería ofrecer una imagen granítica de unidad contra las asechanzas del fascismo.

Hay corrientes enfrentadas dentro de un movimiento que debería ofrecer una imagen granítica de unidad contra las asechanzas del fascismo.
Carmen Calvo e Irene Montero | Archivo

La izquierda celebra este año la festividad laica del 8 de mayo tirándose los trastos a la cabeza a cuenta de la reforma de la ley sueltavioladores, que en la tarde de este martes fue aligerada de las barbaridades podemitas con los votos de la derecha (como debe de ser, señora). Decía Fraga que los socialistas solo aciertan cuando rectifican, pero esa ley de hierro no es capaz de penetrar en la coraza broncínea de los comunistas bolivarianos, dispuestos a hundirlo todo con tal de no reconocer su oceánica incompetencia.

La desunión de la izquierda realmente existente en torno al 8-M abre varios frentes accesorios que van a tener una gran importancia en el orden social. En el campo de la instrucción pública, los profesores podemizados y demás talibanes de la LOGSE no tienen claro si han de convocar a los alumnos a participar en las marchas orquestadas por el Gobierno contra la oposición, como corresponde a un régimen pilotado por partidos objetivamente totalitarios. ¿Qué hacer?, se preguntaba aquél. "¿Vamos a la manifestación a gritar contra los socialistas, contra Podemos o contra Ayuso y VOX, como hasta ahora?", se plantean a estas horas muchos de los funcionarios implicados en esta task force para instruir a los alumnos en políticas de género, ya que en Matemáticas, Lengua e Historia lo tienen todo perdido.

La pregunta es pertinente porque hay corrientes enfrentadas dentro de un movimiento que debería ofrecer una imagen granítica de unidad contra las asechanzas del fascismo. Ahora resulta que los fascistas son los diputados del PSOE; pero no por cenar con Tito Berni, sino porque se han atrevido a retocar la ley bandera del podemismo votando junto a la derecha. Las charos, falange macedónica del movimiento podemita, tienen un grave dilema a este respecto a causa de esta contradicción profunda en la superestructura que ya veremos en qué desemboca. ¿Habrá pancartas contra Tito Berni o solo contra el heteropatriarcado, así, en abstracto? Como haya algún grupo empeñado en ejercer un mínimo de sentido común en mitad de estas algaradas puede volar alguna bofetada, una imagen de enfrentamiento interno que daría al traste con los fastos de una fecha tan señalada en años venideros.

No están los tiempos para divisiones en la izquierda, que concurre al ciclo electoral de este 2023 con unas previsiones devastadoras y a la que ya solo le importa mantener cierta cuota de poder, por pequeña que sea. Los socialistas necesitan más puestos porque tienen muchas bocas que llevar a cenar, pero Iglesias con 20 escaños soluciona todos sus compromisos. Por eso les ha advertido a los colegas de Tito Berni que se preparen hoy si se atreven a amorrarse a la pancarta.

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