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Cristina Losada

El efecto llamada a la okupación

Si no existen las okupaciones, ya nos dirán Fernández y su partido por qué la ley introduce condiciones y trámites para poder desalojar a los okupas.

Si no existen las okupaciones, ya nos dirán Fernández y su partido por qué la ley introduce condiciones y trámites para poder desalojar a los okupas.
Pablo Fernández, de Unidas Podemos. | EFE

Al portavoz de Podemos, Pablo Fernández, le parece mal que se haga hincapié en que la ley de Vivienda dificulta el desalojo de quienes ocupan ilegalmente —o no tanto, como se desprende de la ley— una vivienda. Según Fernández, "se pone el foco en la cuestión equivocada", porque el problema está en el acceso a la vivienda y "en ningún caso en España hay un problema de okupación". Pero aquello que en ningún caso ve Fernández es que era muy sencillo evitar que se pusiera el foco en el problema que da por inexistente. Bastaba con no haber metido en la ley un capítulo de trabas que tendrá que superar un propietario si quiere recuperar su vivienda cuando sufre una okupación y, más aún, una "inquiokupación".

Es axioma de Podemos que la okupación no existe salvo en la imaginación de la derecha, una imaginación calenturienta que se inventa que hay okupas para meter miedo a los propietarios, dar mala imagen del Gobierno o a saber. Pero si no existen las okupaciones, ya nos dirán Fernández y su partido por qué diablos la ley introduce, como rutilantes novedades, condiciones y trámites, que se barruntan interminables, para poder desalojar a los okupas. A los okupas que dicen que no existen. Van a tener que repasar su lógica Fernández y compañía, porque sobre un problema que no existe, no se legisla. Pero si legislan sobre la okupación, y lo han hecho para dificultar que se le ponga fin, es que reconocen su existencia.

El portavoz Fernández y su partido dirán que no reconocen que la okupación tenga la entidad de "problema". Pero a ver quién decide cuándo toma un asunto proporciones de "problema". Podemos ha decidido que no, mientras que miles de propietarios que pusieron denuncias el año pasado y otros muchos, que están preocupados por el problema, han decidido que sí. Para ellos y sus familias la okupación es todo un problema, uno de los más graves y desesperantes para los que lo sufren y uno de los más temidos por quienes ponen viviendas en alquiler. Tan es así, que ahora no serán pocos los que se lo piensen dos veces antes de volver a hacerlo. Porque el riesgo acaba de aumentar de forma exponencial. La ley emite un sugestivo efecto llamada a la okupación. A ver si no reconocen la okupación como un problema, porque lo tienen por una solución.

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