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Santiago Navajas

Un gran acierto de Díaz Ayuso

Son las medidas a favor de los mercados bien regulados y un Estado eficiente y humanista las que dotan de sentido genuino a la justicia social.

Son las medidas a favor de los mercados bien regulados y un Estado eficiente y humanista las que dotan de sentido genuino a la justicia social.
Isabel Díaz Ayuso. | EFE

En diciembre de 1933 se quejaba Luis Pidal Rodrigalvarez en el Ideal de Granada de un doble crimen que la extrema izquierda había cometido. En primer lugar, haber quemado la iglesia de San Luis y el convento de las Tomasas. Las revueltas anticlericales devastaron el Albaicín, destruyendo cantidad ingente de retablos, pinturas y estatuas en el fuego. En segundo lugar, criticaba Pidal cómo la izquierda reivindicaba y justificaba dichos atentados en nombre de la "justicia social". El mismo Luis Pidal Rodrigalvarez que en El Liberal proclamaba el 16 de abril de 1931 :

¡Españoles! Roncos de gritar vivas que hasta hace horas fueron sediciones, lleno el corazón de esperanza y de amores, unidos todos, clamemos por un porvenir próximo y glorioso, por una definitiva conquista que ya nadie podrá arrebatarnos, porque la llevamos muy dentro de nuestras almas. ¡Viva España! / iViva la República!

Viene esto a colación de una interesantísima reflexión de Isabel Díaz Ayuso sobre el concepto de justicia social en la izquierda, que vendría a significar para los socialistas que el fin justifica los medios y que cada uno se pueda tomar la justicia por su mano. Véanse quema de iglesias y conventos ayer, "okupaciones" de viviendas hoy. Una concepción nihilista, resentida y destructora. El concepto de justicia social, vendría a defender la izquierda, hace que en nombre de la justicia se pueda cometer cualquier delito presuntamente bienintencionado.

Usualmente, la derecha liberal ha demonizado la justicia social precisamente por el uso fraudulento y maniqueo de la misma por parte de la izquierda socialista. Hayek, por ejemplo, critica "el espejismo de la justicia social" en la segunda parte de su libro Derecho, Legislación y Libertad, que hacía que en las democracias todavía liberales se subvirtiese el constitucionalismo con leyes autoritarias con la excusa precisamente de la justicia social. Lo que encubría los intereses espurios de grupos de intereses como los sindicatos y los burócratas, cuando no directamentede los criminales antisistema.

Esta acertada crítica hayekiana llevó en muchos casos a que la derecha entregase la bandera de la justicia social a la izquierda, aunque de hecho son las medidas a favor de los mercados bien regulados y un Estado eficiente y humanista de los liberales los que dotan de sentido genuino a la justicia social. Por ello ha sido un gran acierto de Isabel Díaz Ayuso disputar dicha bandera a la izquierda, resignificando el concepto de justicia social desde una óptica liberal. Su propuesta de una justicia social al modo liberal es magnífica:

Justicia social es lo que nosotros hemos puesto en nuestro programa electoral para buscar el pleno empleo o, por ejemplo, para que los mayores sean atendidos como corresponde en las oficinas bancarias (...) Justicia social es la pluralidad y la calidad educativa, gobernar para todos los ciudadanos, tanto si te han votado como si no (...) Justicia social es buscar la igualdad de oportunidades y ante la ley, tener los mejores servicios públicos y nunca dejar atrás al que más lo necesita.

Discúlpenme la autocita, pero a esta reivindicación de Díaz Ayuso de la justicia social en clave liberal le dedico un capítulo entero de mi libro Diez razones para ser liberal. Porque junto al feminismo, la justicia social es una de esas banderas genuinamente liberales que no debemos dejar que nos arrebate la izquierda. Parafraseando a Pidal Rodrigalvarez en 1931, ¡Viva España, viva la monarquía constitucional y viva la justicia social en clave liberal!

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