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Agapito Maestre

O Bildu y Sánchez o España

Es esperanzador que ni los criminales ni el Gobierno de Sánchez hayan conseguido detener el duelo de millones de españoles ante las listas de Bildu.

Es esperanzador que ni los criminales ni el Gobierno de Sánchez hayan conseguido detener el duelo de millones de españoles ante las listas de Bildu.
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, sale a recibir al presidente de la República de Lituania, Gitanas Nauseda | EFE

Los 44 terroristas de ETA presentados por Bildu a las elecciones del 28 de mayo siguen determinando la campaña electoral. Quizá ese suceso también haya despertado la dormida conciencia nacional de muchos españoles. ¡Quién sabe! No es fácil de blanquear el asunto por parte del Gobierno. Aunque los terroristas, los separatistas, los comunistas, los socialistas y el propio Gobierno de España tratan de salir del desaguisado y cubrirse sus espaldas con la declaración de Bildu, a saber, siete de los criminales han dicho que "renunciarán a su acta caso de salir elegidos". No es suficiente. Sigue siendo un acto inmoral. Parece ser que Sánchez por un lado, y el PNV por otro, y siempre por motivos electorales, habrían presionado sobre el brazo político de ETA para que esta organización hiciera esa declaración. Ahí acabaría todo para Sánchez. Se equivoca como se ha equivocado volviendo a apoyar a Bildu en la sesión de control al Gobierno de ayer. Es un asunto que tiene recorrido moral y político. La elemental explicación del gobierno de Sánchez de un suceso trágico sólo puede conformar a su electorado más fanático. Las explicaciones de Sánchez sólo satisfacen a los asistentes a sus mítines.

Creo que el escándalo de las listas electorales de Bildu ha producido tal conmoción en la sociedad que pudiera acabar con el poder de los socialistas y, de paso, con las aspiraciones del PNV a gobernar eternamente en el País Vasco. La presencia de terroristas en las listas ha puesto a los pies de los caballos a todos los partidos políticos y a la entera sociedad española. La disyuntiva es clara: o terrorismo de Bildu y Sánchez o España. Sí, quiero hallar en ese acto de rectificación de la propia Bildu una muestra de su debilidad y, al contrario, una signo de fortaleza democrática de España como nación. No todo está perdido. Merced a esas listas podríamos encontrar en la realidad política española un motivo para la esperanza. Quizá se abra una nueva etapa para regenerar la vida política a través de la recuperación de la nación española. Quizá el nihilismo español estaría tocando el suelo, porque ya no puede caerse más bajo. Quizá aún sobreviva la idea de España como una fuerza histórica de carácter colectivo que pueda traducirse en facultades de los individuos. Ojalá fuera por ahí la cosa. Ojalá el líder del PP se tome en serio el asunto y reivindique el poder de la nación española. Ojalá pudiéramos estar asistiendo a un cambio político real, o sea, al inicio del desarrollo normal de un Estado-nación que pone en su sitio a los separatismos, nacionalismos y al partido que los engloba, el PSOE.

Quiero ver, en verdad, en esa rectificación parcial de Bildu, la autoridad de la nación española. Ya sé, ya sé, que España es un Estado casi desnacionalizado, pero la nación aún no ha muerto. Sobrevive, o mejor, vive de múltiples maneras. Se manifiesta cuando menos lo pensamos, incluso sus agresores, la casta política, se asusta de su poder instituyente. La nación como imaginario creativo de carácter colectivo asusta al más pintado. A Sánchez le han temblado las canillas en el Senado y en el Congreso discutiendo las listas de Bildu. Sí, porque la nación española sigue siendo clave en el imaginario de millones de españoles, se habría montado un escándalo mayúsculo por la presentación de 44 etarras en las listas electorales. Gracias al recuerdo de la sangre derramada por las víctimas del terrorismo la débil democracia española tiene futuro. Las repercusiones electorales, pues, de esa inmoralidad de Bildu en el partido de Sánchez sólo él y los suyos lo sabrán, pero poco importa eso ahora. Lo importante es que está siendo combatida la desvergüenza, la provocación y el descaro de presentar a unas elecciones a los enemigos de España. El aquelarre montado por Sánchez y Bildu debe ser discutido a todas horas para que se entere todo el mundo. Si Bildu se ha atrevido a presentar esas listas, es porque se lo ha consentido su principal socio, el PSOE. En esa desgracia reside la fuerza de España. La esperanza rescatada de la fatalidad, como diríamos los educados en la escuela de Ortega y Gasset, es la libertad verdadera. Seamos fieles a esos millones de españoles que se han sentido heridos moral y políticamente por la presencia de criminales en listas electorales. Es esperanzador que ni los criminales de ETA, protegidos por su brazo político Bildu, ni el Gobierno de Sánchez, que los ha excarcelados, hayan conseguido detener el duelo que millones de españoles han sentido ante las listas electorales de Bildu. Ni siquiera los cínicos del PNV ha podido aguantar tal desaguisado y han protestado con la boca chica, aunque se conforma con la retirada de siete de los 44 criminales. En fin, este suceso trágico, cerrado en falso por Sánchez y Bildu, podría ensanchar la base electoral de los millones de españoles que están más preocupados por expulsar del poder a los enemigos de España que por fanáticas ideologías.

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