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Agapito Maestre

Pucherazo, corrupción y escándalo

No soy muy optimista sobre la capacidad del sistema para controlar los pucherazos electorales.

No soy muy optimista sobre la capacidad del sistema para controlar los pucherazos electorales.
Pedro Sánchez. | Europa Press

Escribo esta crónica espoleado por los casos que están apareciendo sobre corrupciones y compra masiva de votos en diferentes lugares de España. Bienvenidos sean los descubrimientos de estos desaguisados. Felicidades a la policía. Sigan investigando, por favor, especialmente en el voto por correo, que es donde se dan, según los especialistas, los mayores atracos contra la democracia. Pero no soy muy optimista sobre la capacidad del sistema para controlar los pucherazos electorales. Al contrario, los jefazos del sistema político tienden a perpetuarlos. En otras palabras, si alguien quiere saber de compra de votos y pucherazos, que pregunten a la señora Portavoz del Gobierno de España, o mejor, al Presidente del Gobierno, que tienen un largo historial sobre estos asuntos. No sólo lo digo porque ellos, quizás, se hayan visto envueltos alguna vez en esas deleznables prácticas, sino porque sus altas responsabilidades deberían llevarlos a controlar la compra de votos para el buen funcionamiento de las reglas de la democracia.

Sin embargo, me malicio que ellos no harán demasiadas acciones para erradicar la manipulación de los resultados electorales. Ojalá me equivoque. Pero no parece que el pasado de estos dos políticos los avale para enfrentarse a los pucherazos. Sánchez ya fue descubierto, dentro de su partido, por dar el cambiazo de votos. Le costó la expulsión de su partido, aunque luego volvió para arrasar a los que le habían expulsado. Y la señora Portavoz del Gobierno, natural de Abenojar, exalcaldesa de un pueblo venido a menos por el desastre de gestión llevado a cabo por los socialistas durante los últimos cuarenta años, tampoco creo que se atreva a poner freno a la corrupción para comprar votos. La señora de Abenojar sabe bien de lo que hablo. Ella ha participado de modo exitoso a que el PSOE se perpetuase en el poder del municipio de Puertollano, desde la muerte de Franco hasta hoy. Ella, antes que ministra de Sánchez, fue alcaldesa de Puertollano.

Sí, el ayuntamiento de Puertollano, en la provincia de Ciudad Real, siempre ha sido gobernado por el PSOE. Nunca hubo alternancia en el poder. ¡Cosa rara! O quizá no sea tan extraño si repasamos cómo, desde hace más de dos décadas, se daban de alta en el censo a nuevos habitantes que poco más tarde entregaban su voto al PSOE. No ha estado solo Puertollano en esta deleznable praxis política. Ésta ha sido una practica cotidiana para comprar votos en muchos lugares de España, pero ahora algunos se hacen de nuevas… Vivir para ver.

En cualquier caso, lo curioso del caso de Puertollano es que nadie en ese pueblo se rasgue las vestiduras por que sigan gobernando los socialistas. La gente parece que está tan contenta y feliz. Nadie se extraña de que gobiernen los mismos y de la misma forma autoritaria. Es un ayuntamiento quebrado. Fallido. Pero la gente está feliz. He ahí uno de los modelos que tienen los socialistas para alcanzar mayorías. Cuando hicieron falta algunos votos para obtener mayorías municipales, se "compraban" por diferentes vías y métodos, y todos tan contentos. No me pregunten cómo llevaban a cabo esas prácticas fraudulentas, aunque algunas las sospecho. Me faltan, sí, pruebas. A todos nos faltan siempre pruebas. ¡Qué puede hacer un triste ciudadano de a pie contra un sistema corrupto! Protestar. Es lo que hago. No nos queda otra. Además, si no presumo y sospecho de la compra fraudulenta de votos, no puedo entender cómo una población tan avanzada en términos educativos y culturales, como la de Puertollano, vote empecinadamente siempre a los mismos que maltratan su pueblo. No puedo aceptar que Puertollano tenga una mayoría de fanáticos incapaces de percatarse de que el PSOE ha conseguido arruinar la vida próspera de la que fuera, durante décadas, la ciudad industrial más importante de España. En fin, tengo la sensación de que la viciosa práctica de la compra de votos es tan sutil que el PSOE podría elevarla a modelo de manipulación de resultados electorales.

Sin embargo, en Puertollano, hay algo todavía tan grave como la sospecha de la compra de votos, a saber, ¿qué han hecho los otros partidos para corregirla en los últimos treinta años? Nada. He ahí la tragedia.

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