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Pablo Molina

Los de abajo no querían chochocharlas

La prioridad de muchos alcaldes no ha sido dotar adecuadamente a los policías locales, sino a los expertos en ideología de género.

La prioridad de muchos alcaldes no ha sido dotar adecuadamente a los policías locales, sino a los expertos en ideología de género.
Ángela Rodríguez Pam en un acto con Podemos. | Europa Press

La debacle socialista en miles de ayuntamientos no responde únicamente a la ola de indignación ciudadana desatada por la gestión del Gobierno socialpodemita. Hay alcaldes que se han ganado a pulso el trompazo que han cosechado en las últimas municipales, por su decisión de convertir sus municipios en pequeños laboratorios de pruebas donde poner en práctica las memeces derivadas de la ingeniería social podemita.

Es difícil encontrar en España un ayuntamiento gestionado por la izquierda en el que no se haya destinado importantes recursos para explicar la ideología de género a la población, colocar carteles contra el heteropatriarcado, declarar a la localidad "libre de violencias machistas" y campañas similares financiadas con los fondos municipales y coordinadas por las concejalías de Igualdad. Que levante la mano el alcalde izquierdista que no haya convocado, al menos, una plaza de Técnico de Igualdad de Género como funcionario de carrera a través del oportuno concurso-oposición. Hasta los municipios de menos de mil habitantes se han dedicado a este tipo de asuntos, sino de manera independiente por escasez de presupuesto, a través de las mancomunidades o la correspondiente diputación.

Ante los ojos atónitos de la ciudadanía, los ayuntamientos se han convertido en sucursales de Podemos hasta en la estética de los edificios, que en cada época del año se visten para la celebración que establezca el santoral laico, mucho más rígido que el de cualquier otra religión.

Y mientras el ayuntamiento organiza batucadas feministas y convierte las fiestas patronales en una mezcla de festival vegano y campamento okupa, las calles del pueblo estaban cada vez más sucias, el centro de la Tercera Edad cada vez más desvencijado y la inseguridad ciudadana creciendo descontrolada porque la prioridad de muchos alcaldes no ha sido dotar adecuadamente a los policías locales, sino a los expertos en ideología de género incorporados a la nómina municipal.

Claro, han perdido las elecciones. Por muchos votos además. Los alcaldes le echan la culpa a Sánchez y sus pactos, pero ellos han reproducido a pequeña escala la misma forma de gobernar y de establecer prioridades en la gestión de sus ayuntamientos. Más chochocharlas y menos Policía es el resumen de esta pasada legislatura, pero es que a la gente, a los de abajo, les interesa más que no les entren a robar en casa que los ciclos de charlas de nuevas masculinidades organizadas por la concejalía del ramo, una actividad incomprensible cuyo aforo solo acoge a las charos locales y al solterón del pueblo, y eso siempre que al término de la performancia se repartan bocadillos y algún refresco.

Un ayuntamiento importante de Murcia en el que los socialistas dejarán paso a una coalición PP-VOX cambiará la concejalía de Igualdad por una de Familia y destinará el dinero de las chochocharlas a ayudar a las mujeres embarazadas. Gran escándalo en la izquierda local y regional. Sus dirigentes, ocupados en pegarse navajazos para trincar un lugar en las listas del 23-J y seguir amorrados a la teta pública, no han entendido que eso es exactamente lo que quiere también la mayoría de sus votantes naturales. Ya aprenderán.

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