
No sé si mi amigo José Manuel Cruz, novelista, economista y crítico de cine estaría de acuerdo con ese título porque ambas películas pueden interpretarse de muy distinto modo. En la primera se oponen dos hombres con una misma misión o destino, uno más acomodaticio y relajado de principios y otro de moral intachable e inflexible. De la otra me interesa sobre todo la última secuencia en la que un grupo de exaltados exige la horca para el "bueno" de la historia por haberlos provocado.
Ya estamos en plena campaña electoral. Si es cierto que la terrible violencia islámica en la nación vecina aporta un poco de reflexión al voto ciudadano que intuye que poco a poco España puede convertirse en frente hostil, como ya lo son Suecia y Noruega, además de la France, los resultados de las encuestas conocidas arrojan un inquietante resultado a estas horas. Tiene gracia que el impostor Pedro Sánchez vea la paja en el ojo de Gad3 y no vea la viga en el ojo de Tezanos, número 23 en la clasificación de la fiabilidad de las encuestadoras según Electomanía, pero parece cierto que el gobierno monstruoso que nos ha asolado desde 2019, puede reeditarse.
Si se hace el promedio de las encuestas (un método discutible pero indicativo) publicadas desde enero de 2021, se observa que el PP ha subido desde el 23,2% de intención de voto hasta el 33,1% del pasado 8 de julio, su mejor resultado hasta el momento. No obstante, no se olvide que bajó hasta el 21,2% en enero de 2022 y, aunque ha subido sin cesar desde entonces, ganando en datos reales las pasadas elecciones municipales y autonómicas, parece haberse estancado desde hace unas semanas, parón que de nuevo se supera al alza en estos días.
Por su parte, Vox, que en enero de 2021 superaba por poco el 15% de la intención de voto, gozó de su cota máxima en marzo de 2022 alcanzando casi el 21% para, desde entonces, descender hasta los 13,8% este mes de julio. Se explique como se explique, que si la pésima oposición al PP de Madrid, al escándalo vodevilesco de Macarena Olona, su incapacidad para responder al chantaje del PP o su enfrentamiento con los medios de comunicación que más lo han defendido, lo cierto es que parece que Vox no va a repetir los 52 escaños, aunque un último nuevo impulso le haría acercarse a los 40.
Por la parte de la extrema izquierda, Sumar, con Podemos vencido y humillado y por tanto sin su apoyo expreso, no acaba de remontar, en buena medida por la extravagancia y desinhibición de su enclenque y estrafalaria lideresa. Desde mayo ha subido 5 puntos aunque no sobrepasa a Vox, quedando en un 13,5% de intención de voto, ligeramente por debajo de Abascal, su bestia negra, y muy lejos de proporcionar al PSOE los escaños necesarios para gobernar en comandita sin la reedición de un gobierno Frankenstein.
Inesperadamente, y probablemente debido a los errores de PP y Vox en su sainete de pactos y a los dineros públicos usados en su beneficio, Pedro Sánchez, que a lo largo de todo el año aparecía como derrotado y sin opciones, emerge ahora agarrado a un madero al pairo. Lo cierto es que desde abril de este año el PSOE ha subido casi 5 puntos e intención de voto hasta situarse en un 27,5%, cada vez más cerca del PP y lo que es más importante, cada vez más cerca de poder reeditar un gobierno monstruoso con la extrema izquierda, los golpistas catalanes, los filoetarras, el PNV y otros escaños menores.
Dicen los que saben de creación literaria que una de las cuestiones claves para un autor novel que quiere ser original es preguntarse "Qué pasaría si…" (por ejemplo, si Cádiz un día amaneciera sin Atlántico o si una persona se mirase al espejo y viera otra cara que la acostumbrada, etc.). Pues preguntémonos qué pasaría si, tras haber dispuesto de una mayoría absoluta holgada entre PP y Vox para cambiar esta España a la deriva por una España constitucional sin concesiones, sus raterías, sus absurdos chantajes y sus riñas, como la extremeña y la murciana, terminaran por reventar la esperanza generada.
Feijóo y Abascal han cabalgado juntos, con diferente talante y estilo (lo de los segundones del primero y de él mismo deseando pactos con este PSOE y la precampaña deficiente de Vox), pero puede que, en vez de llegar a la tan ansiada meta del gobierno, se encaminen a un árbol del ahorcado (o dos). ¿Merecerían otro destino si por su falta de sentido nacional lograran que el monstruo político de Pedro Sánchez y sus socios anticonstitucionales resucitara por encima de la mayoría absoluta necesaria?
Ya sé que muchos no lo quieren creer, pero las elecciones se celebran en el infierno climático del 23 de julio, con millones de españoles de vacaciones, con Correos echando humo, con dinero público a espuertas en el bolsillo de Sánchez y con un cabreo creciente de muchos por la incompetencia de las derechas. Si se consumara lo peor, la horca (política) no sería bastante.
