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EDITORIAL

PP y Vox deben dar la talla en este momento crucial

Sánchez y sus aliados se frotan las manos y asisten, satisfechos, al espectáculo que PP y Vox les vienen brindando desde el 23-J.

Las continuas andanadas dialécticas que vienen dirigiéndose los equipos de Feijóo y Abascal desde las pasadas elecciones generales tienen a los más de 11 millones de españoles que otorgaron su confianza al bloque del centro-derecha sumidos en el estupor. Por si no hubiéramos tenido bastante con los errores estratégicos de bulto cometidos durante la campaña electoral, convertida en una guerra fratricida entre las dos únicas fuerzas que pueden desalojar a Sánchez del poder, nos toca asistir ahora a una nueva oleada de acusaciones e insultos, que amenaza con convertir las discrepancias legítimas de ambos partidos en una guerra abierta de imprevisibles resultados.

Sánchez y sus aliados se frotan las manos y asisten, satisfechos, al espectáculo que PP y Vox les vienen brindando desde el 23-J. Y es que, mientras la izquierda trabaja en positivo para trenzar una alianza que le permita mantener el poder, los dos partidos de la derecha española siguen enzarzados en su particular guerra de acusaciones sobre los errores estratégicos cometidos en la campaña electoral, una batalla frustrante y, sobre todo, carente de sentido a estas alturas, que cede a Sánchez todo el protagonismo en la política nacional.

Por eso resulta estimulante conocer la existencia de contactos directos entre Feijóo y Abascal, buena prueba de que ambos líderes son también conscientes de la necesidad de llegar a acuerdos para tratar de poner fin al sanchismo y recuperar la dignidad de nuestras instituciones. Su reunión la pasada semana, según hemos conocido, es buena prueba de que en ambos partidos no se ha perdido del todo un sentido común, esperanza que parecía cada vez más lejana a tenor de las andanadas dialécticas que unos y otros vienen lanzándose a diario.

La senda del diálogo y del acuerdo entre ambos partidos es la única posible si se quiere actuar con la altura de miras que exigen las actuales circunstancias. Pero es que, además, la unidad de acción del centro-derecha beneficia a las dos formaciones y les proporciona los mejores resultados objetivos, como hemos visto en las elecciones en las que han concurrido sin convertirlas en una batalla campal entre aliados. En efecto, nunca les ha ido mejor que cuando han caminado unidos en una misma estrategia de fondo contra los enemigos de la nación, por eso asombra tanto que sigan enzarzados en sus batallas particulares para aniquilarse mutuamente, como llevan haciendo más de una semana.

Cuando se producen esas guerras es la izquierda la que sale victoriosa, aunque resulte derrotada como ocurrió el 23-J. Si Feijóo y Abascal logran transmitir esta realidad elemental a los cuadros de sus respectivos partidos habrá una posibilidad real de derrotar contundentemente al sanchismo, bien en unas nuevas elecciones, bien a lo largo de la legislatura caótica que se avecina si es que Sánchez consigue echarla andar.

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