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Cuidado, señor Sánchez

Sólo quien tiene conciencia moral puede tenerse miedo a sí mismo. No es su caso. Sospecho que ese día llegará tarde para usted.

Sólo quien tiene conciencia moral puede tenerse miedo a sí mismo. No es su caso. Sospecho que ese día llegará tarde para usted.
Pedro Sánchez. | Europa Press

Tenga cuidado, señor Sánchez; un español, sólo uno, vale más que todo su partido, su oposición amaestrada, sus exterroristas, sus separatistas, sus sindicatos, sus medios de comunicación, sus jueces, sus universidades, su Conde-Pumpido y toda su estirpe junta. Cuidado, señor Sánchez, no es usted tan importante como le han hecho creer. Cuidado, sí, de un español con un único miedo. Miedo a sí mismo. Hoy, lo he perdido; mañana, Dios dirá. Aguante (lo de la resistencia no es para usted) esta columna. Creo que representa a millones de españoles con conciencia moral. Son personas que no le tienen miedo. Están más solos que la una. Son sólo españoles. De ahí, de esa soledad, surge su empuje. Su Coraje. Es la soledad española. Tenga, pues, cuidado de los millones de solitarios españoles. Campan por todas partes y pueden unirse, aunque sea muy a pesar de las élites políticas e intelectuales que tratan de controlarlos. Llevan mucho tiempo buscando compañía. Sí, son solitarios de aquí, españoles, al encuentro con otros millones de solitarios. Son solitarios, en efecto, solidarios.

Millones de solitarios-solidarios miran y auscultan todos sus movimientos, señor Sánchez. Andese con ojo con esa gente. Van de frente y no pararán mientes hasta acabar con usted y todos tus intelectuales de salón. ¿Solitarios-solidarios? Sí, señor Sánchez, siempre los ha habido en España. Son los únicos demócratas del país. Siempre han ido contra corriente. Lucharon contra los regímenes totalitarios y defendieron siempre la democracia. Votaron mayoritariamente la Constitución de 1978 y mira que a algunos, como es mi caso, nos costó aceptar el título VIII y algunas disposiciones transitorias. ¿Por qué iban a desaparecer ahora, cuando peligra su soledad, su libertaria personalidad, por sus tejemanejes totalitarios?, ¿por qué se iban a esconder en el momento que usted les quiere quitar su libertad, su ser español, por no sé qué historias "plurinacionales"?, ¿por qué dejarían de luchar contra usted, precisamente ahora, que les quiere robar su posibilidad de ser españoles solitarios?

Cuídese, pues, de esos individuos. Hay millones de solitarios-solidarios, incluso algunos han votado por su partido, sus sindicatos, sus jueces, sus universidades y su Conde-Pumpido, que le tienen marcado. También en su grupo parlamentario puede haber algún solitario-solidario que ponga su conciencia, su responsabilidad, por encima del mandato del partido. Piense bien lo que hace ahora, exactamente, cuando está en funciones en el Gobierno de España. Piénselo, sí, porque esos millones de solitarios-solidarios aún tienen tiempo para organizarse en asambleas, juntas locales o cómo las quiera llamar para combatir tu principal objetivo: la destrucción total de la nación.

Sí, sépalo bien, señor Sánchez, somos millones de españoles con miedo a nosotros mismos; pero no a usted, lo siento; nadie le tiene ya miedo, salvo sus votantes y amigotes totalitarios. Los solitarios-solidarios no le tienen miedo, porque ya saben quién es y cómo actúa. Nadie duda de su ser. Usted es un perfecto traidor a la palabra dada. A todo lo que sea Política con mayúscula. Es un traidor a lo que ha prometido solemnemente defender: la unidad de España. Sobran pruebas para discutir la licitud moral de mi afirmación. Sería inútil una polémica sobre el asunto. Por eso, porque millones de solitarios-solidarios creen que es usted un traidor a la unidad de España, no le tienen miedo. ¿Quién ha visto en España a un español de bien que tenga miedo a un traidor?

¿Y usted, señor Sánchez, no tiene miedo del español solitario-solidario? No, claro que no; usted es un dirigente político sano, saludable y "echao p´alante", bien dirigido por oscuros poderes ocultos de carácter nacional e internacional. Además, cómo podría usted tener miedo, si está perfectamente protegido por un régimen político, basado en la Constitución del 78. Sus éxitos son apoteóticos. Se ha cargado a los de Ciudadanos, también a los de Podemos, ha montado un chiringuito, Sumar o como le llamen, para que le apoye con algaradas y trolas callejeras, y ahora cree que acabará con facilidad con las fuerzas políticas que han ganado las elecciones… Puede que lo consiga, pero eso no es lo importante. Lo relevante es que existen millones de solitarios-solidarios que saben quién es usted y no le tienen miedo. Saben que es usted un polichinela al servicio de fuerzas políticas que sólo tienen un objetivo: la desaparición de España como nación. Terrible.

Sin embargo, estoy convencido de que usted algún día recapacitará. Entonces se percatará de por qué usted, el todopoderoso Sánchez, no le tuvo miedo al español solitario. Se dará cuenta que le faltó cuajo moral. Ya sé, ya sé, que usted no le asusta nada, ni siquiera se tiene miedo a sí mismo; he ahí el drama: sólo quien tiene conciencia moral, quien ha experimentando la diferencia entre la normalidad y el abismo, puede tenerse miedo a sí mismo. No es su caso. Sospecho que ese día llegará tarde para usted.

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