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Cristina Losada

Romper el bloque

Lo de Feijóo, con aquellas y otras interpelaciones al PNV, era algo más que esgrima parlamentaria. Se perfilaba una política.

Lo de Feijóo, con aquellas y otras interpelaciones al PNV, era algo más que esgrima parlamentaria. Se perfilaba una política.
EFE

Una de las criaturas de ficción que más a gusto circulan por aquí es el bloque. El nombre se lo puso Iglesias Turrión, con lo que está casi todo dicho. La criatura tiene, como todas las de su especie, su pequeña historia. Fue bautizada en 2018 como "el bloque de la moción de censura", pasó a ser después "el bloque de investidura" y en los últimos tiempos es el bloque a secas. Porque ya sabemos de qué bloque se habla cuando se habla del bloque y no hace falta, ni conviene, hacerse preguntas raras como: ¿pero es un bloque? El bloque existe porque se le llama bloque. Recientemente se ha hecho que aparezca una criatura similar pero de signo opuesto, porque el bloque es animal social y necesita de otros, por lo menos de otro, para estar seguro de su existencia.

La idea de llamarlo bloque fue buena, hay que reconocerlo. Se dotaba a la criatura de una entidad, de una cohesión y de una unidad, incluso de una unidad ideológica y programática, de las que carece. Hasta Frankenstein, el nombre de pila que se le dio, más cariñoso, aunque monstruoso, entraña que las piezas ensambladas funcionan como un solo artefacto. Y es verdad que a veces funcionan así, y que esas veces son las más importantes, pero no siempre van todas a una ni pueden ir. El único adhesivo que las mantiene unidas es evitar que gobiernen el PP o "la derecha", y es divertido oír hablar de "la derecha" como algo ajeno y malo a gentes del PNV, pero los problemas empiezan el día después, en el momento en que se pasa de la fogosa alianza en contra a la obligada alianza a favor.

Cuando Feijóo, en el debate de investidura, preguntó al PNV: "¿Les han votado para aplicar la política económica de Podemos?", no sólo le estaba metiendo el dedo en el ojo a Aitor Esteban, que quedó muy dolido; estaba aplicando fuerza destructiva sobre una de las muchas grietas del bloque que no es tal. Porque el PNV y Junts son independentistas y separatistas, eso está claro, pero mientras no llega el milenio de estos milenaristas, ¿qué van a hacer? ¿La política económica de Podemos? ¿La de vivienda de Ada Colau? Puede que sí, pero entonces ¿por qué no son y se declaran partidos de izquierdas? Quizá le interese saber esto a parte de su base social y electoral.

Lo de Feijóo, con aquellas y otras interpelaciones, era algo más que esgrima parlamentaria. Se perfilaba una política. El PP va a golpear en las líneas de fractura del "bloque", en sus puntos más vulnerables, no con la esperanza de que se rompa ahora, pero sí, tal vez, más adelante. Es una apuesta política notable y no se juega sólo en el plano nacional. Una primera prueba son las autonómicas vascas. Pero tiene claramente un problema: que las maniobras para que se alejen de Sánchez ciertos partidos, que antaño pactaron con el PP, se perciban como maniobras de acercamiento. Veremos si "romper el bloque" y "sobrepasar al bloque" resultan objetivos compatibles.

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