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Sánchez humilla a los españoles ante unos delincuentes

Todo lo que rodea las negociaciones de Sánchez es una muestra de desprecio sin precedentes contra los ciudadanos que cumplen la ley.

El acuerdo suscrito entre el PSOE y ERC pasará a la historia como uno de los documentos más indecentes, indignos y bochornosos de la historia de España. Con argumentos del todo insostenibles, arropado por las más evidentes mentiras y sin ápice alguno de dignidad, Pedro Sánchez ha demostrado que carece de límites en su afán por retener el poder. Sin sonrojo y miramientos es capaz de vender España para aferrarse a la poltrona, de ceder en todo ante delincuentes convictos y confesos, de destruir la separación de poderes, de dinamitar el edificio institucional, de pisotear la Constitución y la igualdad entre españoles, de descerrajar el erario público y de esquilmar a los españoles para pagar las cuentas y las deudas de los separatistas que han malversado inmensas cantidades de fondos públicos en provecho de sus criminales pretensiones secesionistas y de sus propios bolsillos.

Ese documento de socialistas y separatistas es una humillación insoportable, pero no del PSOE, sino contra los ciudadanos españoles a los que se saquea con absoluta alevosía para pagar las facturas que los delincuentes en fuga o condenados por haber perpetrado un golpe de Estado exigen con tal de mantener en la Moncloa a su socio, el único capaz de ceder a todos los chantajes, de conceder todo lo que se le pida con tal de satisfacer sus ansias de poder y sus despreciables ambiciones.

Son los ciudadanos españoles quienes van a pagar el traspaso de los trenes de cercanías en Cataluña, quienes van a pagar la deuda que Sánchez perdona a los separatistas para su exclusivo beneficio, quienes van a sufragar los excesos del Gobierno y de la Generalidad, quienes van a costear a base de sacrificios y sometidos a una presión fiscal indecente el pacto de la vergüenza. Son los españoles quienes van a tener que soportar los daños y perjuicios de los acuerdos que firma Sánchez con los que odian a España y a los españoles. Son los españoles quienes quedan expuestos a la intemperie, cuyas haciendas y futuro son sacrificados en la pira sanchista.

El líder socialista no sólo se humilla a sí mismo aceptando los chantajes que cualquier político con un mínimo de dignidad descartaría. Sus cesiones políticas y económicas son una afrenta contra la democracia y contra los derechos políticos, sociales y económicos más elementales. Los trenes que regala a los separatistas son los que no llegan a Extremadura. La deuda que condona a la Generalidad es la que no han contraído los gobernantes de otras regiones y van a tener que pagar todos los españoles. La amnistía que alegremente concede a esos delincuentes en nombre de la convivencia y la normalización es un atentado contra esa convivencia y la vía más directa para que se vuelva a repetir la asonada contra la igualdad, la libertad y la unidad nacional.

Todo lo que rodea las negociaciones de Sánchez con Junqueras y Puigdemont es un ataque contra la dignidad de los españoles y sus instituciones, un destrozo de la cohesión territorial, una agresión contra los jueces, un insulto a los policías y guardias civiles que frenaron el golpe, una afrenta contra el Rey que se plantó ante los golpistas y una muestra de desprecio sin precedentes contra los ciudadanos que cumplen la ley y no contraen deudas que no puedan pagar.

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