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A Sánchez tampoco le importa traicionar a los muertos

No se contenta con traicionar la Constitución y a su propio electorado sino también a todos los asesinados por ETA, incluidos algunos socialistas.

Mucho se ha denunciado y se tendrá que seguir denunciando la inconstitucional ley de Amnistía que Pedro Sánchez ha concedido a las formaciones golpistas catalanas a cambio de su apoyo a su investidura. Aun así, no menos repugnantes son los compromisos adquiridos por este presidente de gobierno felón con los proetarras de Bildu a cambio de su investidura y que tienen como primera, que no única, etapa arrebatar la alcaldía de Pamplona a los constitucionalistas de UPN para entregársela al brazo político de ETA.

Al igual que sucede con los "cambios de opinión" de Sánchez respecto a la amnistía, la hemeroteca deja en evidencia hasta qué punto el presidente de gobierno, con tal de sostenerse en la poltrona, puede decir ahora justo lo contrario de lo que decía hasta hace nada. Y con ello no nos referimos exclusivamente a aquellas declaraciones suyas, ya hace tiempo incumplidas, de que "con Bildu no se acuerda nada", sino a unas declaraciones mucho más recientes en las que Sánchez aun presumía de no dar los votos a los proetarras en la capital navarra.

Ahora bien. Aun cuando Sánchez sea el máximo responsable de esta nueva indecencia política de los socialistas, ha sido su servil ministro de Transportes, Óscar Puente, el que con más desvergüenza la ha llevado a gala al afirmar que no ve "ningún problema en que un partido progresista democrático se haga con una alcaldía de una capital de provincia". Y es que la degradación moral de los socialistas con tal de sostenerse en la poltrona pasa por llamar ahora "partido progresista democrático" a una formación cuyos representantes jamás han condenado uno solo de los asesinatos perpetrados por ETA, incluidos políticos socialistas, la misma formación filoterrorista con la que la propia dirección encapuchada de la banda terrorista se jactó públicamente de haber "ganado la batalla de la ilegalización".

El tiempo dirá hasta donde llega este "pacto encapuchado" —en acertada expresión de Feijóo— entre el PSOE y los bilduetarras. Lo que ya resulta tan patético como indecente es el desvergonzado intento de los socialistas de desvincular esta cesión a los proetarras de la investidura de Sánchez; vamos, como si arrebatar la alcaldía de Pamplona a una formación constitucionalista como UPN para entregársela "gratis et amore" a una formación filoterrorista fuera algo menos indecente que hacerlo a cambio de un apoyo parlamentario como al que sin duda se debe. Lo que es evidente es que Sánchez ya no se contenta con traicionar la Constitución y a su propio electorado sino también a todos los muertos a manos de ETA, incluidos —insistimos— algunos compañeros suyos de partido. No cabe mayor corrupción moral y política.

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