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Antonio Robles

7-M, un 2 de mayo al revés

Mientras el ventrílocuo de Sánchez seguía con la letanía, millones de ciudadanos catalanes eran ignorados y abandonados a su suerte.

Mientras el ventrílocuo de Sánchez seguía con la letanía, millones de ciudadanos catalanes eran ignorados y abandonados a su suerte.
El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. | Europa Press

Se ha consumado la infamia. En nombre de "la convivencia y la reconciliación con Cataluña" el gobierno de Pedro Sánchez, a través de Félix Bolaños, daba la mala nueva minutos antes de aprobar la amnistía en comisión: "Se cierra una etapa, una etapa de enfrentamientos, de conflictos, de tensión, de una quiebra de afectos y de la convivencia en Cataluña". Y se quedó tan ancho. No antes, claro, de mentir sobre la Comisión de Venecia y repartir confetis de colores. ¡Qué cuajo tienen estos tahúres!

De la broma se deducen dos afirmaciones primeras:

  • La quiebra de los afectos y de la convivencia duró una década, o sea 10 años.
  • Esa quiebra emocional y civil fue entre Cataluña y España.

De las cuales se derivan algunas evidencias:

Confunde a los nacionalistas catalanes con Cataluña y, por lo mismo, no es entre los ciudadanos de Cataluña el conflicto, sino "entre Cataluña y España". Así, al no contemplar conflicto alguno entre catalanes, tampoco puede haber entre ellos víctimas ni verdugos, solo un pueblo entero incomprendido por el Estado opresor. Aparte de que, al asumir el lenguaje nacionalista cuando habla del conflicto "entre Cataluña y España", en lugar de entre Cataluña y el resto de España, está asumiendo el lenguaje nacionalista y sus consecuencias.

No es un juego de palabras, sino la tragedia del conflicto. Los presidentes de España, de Suárez a Pedro Sánchez, ¡todos! han desconocido la naturaleza del conflicto nacionalista y sus consecuencias. Y si lo conocían, se han desentendido de la suerte de quienes lo sufrían de verdad dentro de la propia Cataluña.

Seguimos ahí. Mientras el ventrílocuo de Sánchez seguía con la letanía, millones de ciudadanos catalanes eran ignorados y abandonados a su suerte. Ahora sin leyes a las que recurrir. Terrible panorama, sueltan a delincuentes y dejan a la intemperie a sus víctimas. Llevan 43 años excluidas, agredidas, humilladas, condicionadas en sus expectativas laborales, despojadas de su lengua y sus raíces culturales, incluso de su soberanía. No en los últimos 10 años, desde la salida de Tarradellas de la Generalidad provisional. Ya desde la primera investidura de Jordi Pujol en 1980 dejaron claro cuál era el propósito. Así nos lo recuerda Francesc de Carreras en el Epílogo de Tres décadas de Extranjeros en su país: "Si ustedes nos votan —dice dirigiéndose a los diputados— votarán un programa nacionalista, un gobierno nacionalista y un presidente nacionalista. Votarán una determinación: construir un país, el nuestro. Votarán la voluntad de defender un país, el nuestro, que es un país agredido en su identidad".

Pues bien, desde ese primer gobierno nacionalista de Pujol de 1980, el único país agredido fue España, y la única identidad excluida fue la de todos los catalanes que tenían por lengua materna el español. Con la coartada del conflicto con España, todas las instituciones nacionalistas han masacrado y siguen masacrando a más de la mitad de la población de Cataluña. ¿Quién dialogará con ellos? ¿Qué ofrecerá el Gobierno de Sánchez a los agredidos por su "normalització" lingüística? ¿Quién devolverá sus derechos civiles pisoteados día tras día, mes tras mes, año tras año, desde hace ya cuatro décadas? ¿Quién defenderá el derecho a estudiar en su lengua materna, como lo tienen el resto de niños de España en sus lenguas regionales? ¿Es que acaso deberían comportarse con la agresividad y la xenofobia de los nacionalistas? ¿O quizás necesitan saltarse el Código Penal y la mismísima Constitución para que sean tomados en cuenta? ¿Quiénes deberían ser defendidos hoy en Cataluña? ¿Quienes ostentan el poder de todas las Instituciones desde 1980 y viven amparados por todas las subvenciones en exclusiva, o más de tres millones de catalanes que pueden ser despedidos del trabajo por no saber catalán, o no utilizarlo en exclusividad? ¿Quién amnistiará a los agredidos? ¿Quién los compensará?

Si hay algo más insoportable que la propia amnistía, son las mentiras del gobierno para justificarla:

  • La amnistía es pura malversación política, donde unos exigen impunidad y el otro, poder. Un trueque entre traficantes del Código penal y la soberanía de la nación.
  • La impunidad no traerá convivencia ni reconciliación, sino mayor conflicto.

Y mientras lenta e inexorablemente se vaya incubando la próxima unilateralidad, aumentaran los chantajes económicos al Estado y los desacatos. Sin descartar la violencia explícita. ¿Quién les pedirá cuentas para entonces a estos cantamañanas que nos gobiernan?

CODA: Hoy Pedro Sánchez, encarnado en Fernando VII, ha dado una coz a la Constitución del 78, como el felón se la dio tras su vuelta al trono, a la de Cádiz de 1812. Así pagan todos los traidores a los pueblos ilusos.

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