Menú
Itxu Díaz

Se felicita

Harías bien en escuchar, Félix, lo que dicen algunos de los vuestros, al menos cuando no estás delante.

Harías bien en escuchar, Félix, lo que dicen algunos de los vuestros, al menos cuando no estás delante.
Félix Bolaños. | Europa Press

Me arrepiento de haber escrito en estas páginas que las únicas dos o tres neuronas que hay en todo el Consejo de Ministros son las de Félix Bolaños. Quizá la culpa sea de Sánchez, que pudre todo lo que toca, pero después de su comparecencia del jueves en el Congreso solo puedo entonar un réquiem por el eterno descanso de la vida inteligente del ministro de Presidencia. Quizá me excedí al considerarlo el estudiante aventajado del Gobierno, si bien alego en mi defensa que, comparado con Yolanda la Cierrabares, Bolaños parece Albert Einstein.

Su papel negociador de la ley de amnistía, por supuesto, ya era un bochorno, y una mancha definitiva en su biografía, algo que ocultar a los nietos y negar a los amigos. Pero asumir ante todos los españoles la responsabilidad mediática de esta inmensa traición, solo para que parezca que el tipo de La Moncloa no se mancha demasiado las manos con este enjuague, es algo que solo puede hacer un loco o un tonto; y no estoy seguro de dónde situar a Bolaños a esta hora.

A ratos me inclino a pensar que ha perdido definitivamente la cabeza; algo normal después de compartir tantas horas de intimidad con Puigdemont y demás iluminados de la causa butifarresca. Solo eso, un arrobo de locura, explicaría el surrealismo del final de su intervención, en la que anuncia la rendición de España al golpismo, a la corrupción, al chantaje y al terrorismo: "Quiero concluir felicitándome". Al escucharlo me ha venido a la cabeza el meme de la niña desastre, la que sonríe tibiamente con la casa en llamas al fondo, con ojos misteriosos de tener algo que ver en el asunto.

Uno se felicita a sí mismo cuando sabe que nadie más lo va a hacer. Por eso, por lo general, a nadie se le ocurre felicitarse en público, y menos aún después de cometer una atrocidad. Por supuesto, la vanagloria expansiva de Bolaños le ha brotado sin querer, consecuencia de los gritos de su mala conciencia, explicándole que nadie, absolutamente nadie, le va a aplaudir por lo que ha hecho: Sánchez porque no ha felicitado nunca a nadie que no sea él mismo, los amnistiados porque son gentuza tóxica y rencorosa, y en su partido porque, quien más quien menos, está también buscando un Brasil al que largarse hasta que pasen estos días de vergüenza ajena, para cantar Garota de iPanema por las playas de Río y enterrar el carnet de militancia bajo la arena; que harías bien en escuchar, Félix, lo que dicen algunos de los vuestros, al menos cuando no estás delante.

No hace falta ni mencionar que las alusiones al conjunto de los españoles que celebran la ley de amnistía, a la convivencia, al comienzo de una nueva etapa, y demás ensoñaciones golpistas, lejos de despertar el aplauso de la opinión pública, están despertando a la gran bestia de la indignación, la que correrá a gorrazos al ministro y a todo este Gobierno traidor tan pronto como tenga oportunidad de acercarse a unas urnas.

De modo que al final, qué ingrata vida, al portavoz de la amnistía, hoy convertido en ministro en llamas en evidente trance de calcinación, no le felicitará nadie. Nadie, a excepción de Shakira a dúo con Rauw Alejandro, que hoy ya no tengo la menor duda de que escribió la canción pensando en Félix Bolaños:

Te felicito, qué bien actúas

De eso no me cabe duda

Con tu papel continúa

Te queda bien ese show.

En España

    0
    comentarios