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El senador que quería entrar en la Federicopedia

El señor Morera aspiraba a que Federico Jiménez Losantos le aliviase su condición de perfecto y prescindible desconocido.

El señor Morera aspiraba a que Federico Jiménez Losantos le aliviase su condición de perfecto y prescindible desconocido.
Enric Xavier Morera Catalá. | Archivo.

No es un recién llegado a la política el independentista valenciano Enric Xavier Morera Catalá. Lo ha sido todo en el BNV. Los suyos, los del Bloc Nacionalista Valencià, renombrado Més-Compromis, se enfrentaron a los filocomunistas de Iniciativa del Poble Valencià –a Mónica Oltra— para designarlo senador autonómico y que se fuese a "pintarla entre lo mejorcito de Madrid". Tiene 60 años y todavía debe preguntarse en qué ha fallado para que lo aparten. Es duro asumir que al final de una carrera exitosa te agostarás lejos de tu tierra. Que todo un presidente de las Cortes Valencianas se vea degradado y obligado a convivir con un grupo parlamentario donde cada uno va a la suya (dos con mentalidad de isleños; una de Ja+ Madrid que repudió al PSOE, y otra del PNV en versión navarra). Postergado de la portavocía, estrenada por el senador de La Gomera, sus compañeros electos le miran con desdén. A fin de cuentas no le han votado los valencianos. Fue el dedazo de Joan Baldoví el que firmó su destierro a una canonjía para muchos, humillación para él.

Para más inri, sustituye al gran Carles Mulet, que compartió mesa y mantel en la dirección de Izquierda Unida con Julio Anguita y hoy lo hace con Mónica Oltra. Ejemplo de la deriva alucinógena de la izquierda comunista. El señor Morera supo desde su toma de posesión que no le sería fácil estar a la altura de Mulet. El primer senador que intervino en leonés en un pleno, pese a ser de Castellón de la Plana: "La bayura (riqueza) del nuessu Estáu son las suas llinguas y culturas", le espetó al presidente de la Diputación de León. Recordado por preguntar al Gobierno —en abril de 2017— qué protocolos tenía ante la posibilidad de un apocalipsis zombi. Un representante de la soberanía nacional chistoso y muy trabajador: en el Registro del Senado le sellaron más de 30.000 papeles entre iniciativas y preguntas parlamentarias.

"¿Qué hacer para superar esto?", debió preguntarse un atribulado Morera. Lo intentó con el folclore. El pasado 13 de marzo presentó una solicitud a la Mesa del Senado: "Le ruego que se valore la oportunidad de trasladar su convocatoria (la del pleno del día 19) para los días posteriores 20 ó (con acento en el original) 21 para permitir la asistencia a los actos que con motivo de las fiestas de Fallas se celebran en ese día". No le hicieron ni caso. No consta si hizo pellas y se fumó la reunión.

Aspira a eso que los entendidos llaman foco mediático. Pero, ¿cómo conseguir que la prensa madrileña se fijara en un señor de provincias como él? Entonces saltó la liebre. El 29 de abril, el presidente Sánchez acudió a RTVE para sincerarse con los españoles tras los difíciles momentos vividos junto a su familia. Con ese instinto de depredador político que enajena a sus secuaces —y maravilla a Pérez Reverte— identificó a los responsables de su desazón: la prensa crítica que "crea noticias falsas con impunidad". Tras lo cual, "el puto amo" convocó "a la sociedad a combatir la maquinaria del fango".

El senador Morera, perro viejo curtido en las asechanzas y maquinaciones de la izquierda y el independentismo valenciano, debió olfatear la carnaza y eligió presa. A los pocos días —el 8 de mayo— intervenía en el Pleno del Senado. Había presentado una enmienda a una moción sobre seguridad ciudadana y multirreincidencia y al final de su intervención puso el cebo. Un senador, pepero y gracioso, picó el anzuelo: "Llame al señor Jiménez Losantos y quede con él a tomarse unas cañas", le aconsejó el muy panoli. El señor Morera entró a matar de volapié con tan mala fortuna que en su ímpetu se clavó el estoque en un juanete. El vilipendiado anunció querella y con razón. Como el siniestro —de zurdo— está aforado veremos cómo termina el lance. La página 131 del Diario de Sesiones del Senado rezuma odio progresista.

Hasta aquí lo sucedido. Sin embargo, por los mentideros de la Plaza de la Marina Española circula otra versión. Cuentan que, necesitado de ser alguien en la capital, la impostura que el senador pronunció contra el fundador de Libertad Digital, buscaba no solo el favor monclovita —desprecio hasta la fecha—, sino algo más importante: provocar una reacción que finalmente no se produjo. El señor Morera aspiraba a que Federico Jiménez Losantos le honrase con un mote. Que, en unos de esos chispazos de genialidad en los que de la nada aparece un remoquete, le aliviase su condición de perfecto y prescindible desconocido. ¿Por qué Mónica Oltra tiene cinco en la Federicopedia y yo ninguno? dicen que le oyen murmurar.

No pierda la esperanza don Enric, si usted renunciase a su privilegio de aforado y tuviese el valor de reproducir ante un juez lo que afirmó en el Senado, seguramente podría alardear de ser uno más de los que fracasaron intentando abatir a la prensa libre, castrar la libertad de expresión. Merece la pena. ¿Se imagina en la reunión del partido a su regreso?: "Compañeros, yo también perdí un juicio frente a Federico".

Ultima hora: Fuentes de Exteriores confirman que el ministro Albares estaría estudiando la declaración de guerra de La Codorniz a Inglaterra, anunciada el 9 de septiembre de 1956, con la intención de adaptarla contra Argentina. El conflicto parece inminente.

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