Menú

Vivimos del turismo; carguémonos el turismo

Después de hacer todo lo que hay que hacer para agravar el problema de la vivienda, el Gobierno se dispone orgulloso a dar nuevos pasos hacia su agravamiento.

Después de hacer todo lo que hay que hacer para agravar el problema de la vivienda, el Gobierno se dispone orgulloso a dar nuevos pasos hacia su agravamiento.
La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, junto a Ione Belarra | EFE

Después de hacer todo lo que hay que hacer para agravar el problema de la vivienda, el Gobierno se dispone orgulloso a dar nuevos pasos hacia su agravamiento. Estamos ante una de las cadenas de errores que típicamente se forman al reaccionar a los efectos de un error, que no se reconoce, con otro error, que tampoco se reconocerá. La cadena no se origina necesariamente por ignorancia. Suele nacer de la pretensión de persuadir al público de que la causa del problema es cualquiera menos alguna de las causas del problema. Elegidas una —o diez— falsas causas, un Gobierno puede decir que va a erradicarlas mañana mismo y, además, hacerlo. El problema empeorará, pero se encuentra otra causa falsa y vuelta a empezar.

La campaña contra la vivienda de uso turístico que hay en marcha encaja en este perfil de conducta. Se difunde que ese tipo de vivienda es la causa de la escasez de vivienda en alquiler en todo el país. Se le atribuyen, de añadida, perjuicios y daños para el vecindario "normal" de los edificios. Se oculta que ya existen regulaciones, al igual que formas de impedir abusos. Con estos ingredientes y unos datos que favorezcan el sesgo de confirmación, se forma una oleada de pánico o se inventa, que es mejor. Ya está el terreno preparado para el desembarco benefactor de los Gobiernos con la promesa firme de acabar, ¡mañana mismo! con el follón. El que pronuncie la palabra mágica, "prohibir", se lleva la ovación.

La contradicción es notoria. Los Gobiernos que prometen prohibir la vivienda de uso turístico también presumen satisfechos de un crecimiento impulsado por el turismo. Es imposible que no sepan que el volumen del turismo no sería el que es sin la existencia de los alojamientos que quieren prohibir. Pero están encadenados por la sucesión de errores. La autolesión se hace más visible en el caso de los Ayuntamientos. En ciudades que han vivido del turismo toda la vida y en ciudades que quieren vivir del turismo, están dispuestos a matar a la gallina de los huevos de oro porque algo hay que hacer para que parezca que se hace algo. Quizá crean que las familias que se pueden permitir unas vacaciones allí porque van a una vivienda de uso turístico, irán de todas todas, aunque esas viviendas no existan. Es mucho creer. El coste de la vida es implacable. Pero, adelante.

Fácil es. Las viviendas de uso turístico son, en su mayoría, un negocio de gente normal para gente normal. Normal, es decir, promedio. Clase media. Y la clase media aguanta lo que le echen. El crecimiento del PIB no aguanta tanto. Prohíban de una vez y veremos como cae el castillo de naipes.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad