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Maduro y sus aliados responden a las sanciones

El futuro de América Latina se decidirá en Venezuela durante las próximas semanas. Si triunfa la autocracia, lo próximo será la guerra.

El futuro de América Latina se decidirá en Venezuela durante las próximas semanas. Si triunfa la autocracia, lo próximo será la guerra.
AME4164. CARACAS (VENEZUELA), 28/08/2024.- La líder opositora venezolana, María Corina Machado, pronuncia un discurso en una manifestación este miércoles, en Caracas (Venezuela). | EFE

Desde que -tras perderlas de forma arrolladora- Nicolás Maduro lanzara su intento de robar las elecciones en Venezuela el 28 de julio, miles de personas han sido detenidas, 24 venezolanos han sido asesinados por agentes gubernamentales y el régimen amenaza diariamente con ir en contra de los líderes opositores venezolanos Edmundo González o María Corina Machado.

La oposición democrática venezolana, más unida y mejor organizada, está siendo muy eficaz a la hora de exponer la falsedad de la dictadura, al tiempo que mantiene la apuesta de acción pacífica frente a los constantes actos de violencia y represión perpetrados por los agentes del régimen y sus aliados.

Sin embargo, lo que ocurre en Venezuela es parte de un preocupante patrón que ha fortalecido regímenes hostiles a las democracias occidentales. Ya sucedió cuando la administración Biden suavizó las sanciones tanto a Rusia como a Irán con resultados desastrosos.

En el caso de Moscú, en lugar de aplicar las sanciones, el Gobierno de Estados Unidos se limitó a deslizar amenazas si la invasión se producía, como ocurrió en febrero de 2022. Mientras, las tropas rusas se acumulaban en la frontera de Ucrania.

En lo que respecta a Irán, al gobierno de los ayatolás se le facilitaron más recursos mientras arremetía contra el movimiento pro democracia iraní, y financiaba sus grupos terroristas Hamás y Hezbollah para incrementar los ataques contra Israel.

Los resultados no han sido los mejores. Hoy en día estamos en guerra en Europa y en Oriente Medio, se están perdiendo muchas vidas y todo indica que esta política de suavizar las sanciones tendrá un impacto negativo ahora en América Latina.

La administración de Biden decidió negociar con Maduro. Acordó con él que si celebraba elecciones libres Estados Unidos levantaría todas las sanciones y normalizaría las relaciones con Venezuela. Esto provocó que Maduro convocara elecciones, una ventana abierta que podría beneficiar las aspiraciones democráticas del pueblo venezolano. Venezuela votó por el cambio el 28 de julio. Ahora es necesario que se respete.

La democracia en Venezuela tiene una oportunidad. A través de canales diplomáticos y métodos no-violentos, que incluyen sanciones, las naciones democráticas tienen la oportunidad de presionar a Maduro para que respete los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela. No hacer nada no es una opción. Con toda seguridad, si el mundo democrático no es capaz de ayudar a Venezuela, si no se garantiza la voluntad del pueblo venezolano utilizando métodos no-violentos, las repercusiones se extenderán a todo el continente.

Maduro no tiene voluntad de claudicar. Al revés, la compra de gran cantidad de armamento pesado a Moscú y Teherán sugieren que Venezuela se esté preparando para una guerra.

En efecto, en 2023 Maduro amenazó reiteradamente con invadir la Guyana Esequiba –dos tercios de la vecina Guyana- y anexionarla a Venezuela. Lo más posible es que si Maduro sobrevive al desafío electoral de Edmundo González, buscará una guerra con Guyana en un intento de avivar el sentimiento nacionalista en Venezuela, apoderarse de sus ricos depósitos petroleros y lo más importante de todo, promover los objetivos de Rusia, China e Irán en el Atlántico Sur.

Las democracias occidentales no pueden permanecer pasivas. Deben ser capaces de unirse para dar respuestas conjuntas e imponer sanciones multilaterales que condenen al ostracismo a la dictadura de Venezuela, como se hizo en su día con el régimen de apartheid en Sudáfrica.

Las sanciones funcionan. Se debe perseguir a los funcionarios venezolanos que hayan cometido crímenes de lesa humanidad, imponiéndoles cargos en la Corte Penal Internacional. También se deben sancionar y denunciar públicamente a otros países que se alineen con Maduro.

Así sucede con Cuba. Muchos subestiman el papel de Cuba en la crisis actual. El régimen de Castro ayudó a Hugo Chávez a llegar al poder en Venezuela en 1999, y supervisó la sucesión de Maduro tras la muerte de Chávez en 2013.

En diciembre de 2018, Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos afirmó que "se estima que la presencia cubana en Venezuela es de 46.000 personas. Una fuerza de ocupación que les enseña a torturar, reprimir, realizar labores de inteligencia, documentación civil y emigración".

Por su parte, María Corina Machado reconocía en una entrevista en CNN con Fareed Zakería que "Venezuela se ha convertido en la región en un aliado de Rusia, Irán, China, Cuba". En otra parte de la entrevista, afirmó que "Venezuela es un refugio seguro para las actividades irregulares de las redes criminales que se están extendiendo en la región, no sólo el narcotráfico, sino la minería ilegal, el tráfico de seres humanos".

La dictadura militar cubana ha intermediado en las relaciones de Venezuela con Irán, China y Rusia; ha involucrado al país en el tráfico de drogas y la creación de nuevas redes como el Cartel de los Soles, vinculado a los militares venezolanos; y ha participado activamente en la consolidación del aparato represivo.

En su informe anual publicado el pasado mes de mayo, el Instituto Casla, una organización que promueve la democracia y el estado de derecho con sede en la República Checa, documentó cómo, bajo la aprobación de Maduro, oficiales cubanos supervisan el aparato represivo de Venezuela. Los oficiales cubanos son "los 'expertos' que dirigen las torturas para hacer que los detenidos digan lo que el régimen necesita", afirma el informe.

Durante su comparecencia ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos para el Subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental, María Corina Machada llegó a decir que "tenemos el centro de tortura más grande de América Latina". Y añadió que "agentes cubanos han estado envueltos en casos de tortura en nuestro país."

El futuro de América Latina se decidirá en Venezuela durante las próximas semanas. Si triunfa la autocracia, lo próximo será la guerra. Está bien ofrecer zanahorias, incentivos, como amnistías y puertos seguros, que ofrezcan una salida a los colaboradores del régimen; pero también es necesario usar palos, sanciones suficientes, para desalentar la brutalidad sistemática contra los venezolanos.

John Suarez es activista de derechos humanos y Director Ejecutivo del Centro por una Cuba Libre y ex director de programas de América Latina en Freedom House.


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