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La izquierda se manifiesta contra sí misma y Sánchez le da la razón

Es el Gobierno izquierdista, con sus medidas, el que ha provocado la desbandada de los propietarios y el encarecimiento de los alquileres.

Es el Gobierno izquierdista, con sus medidas, el que ha provocado la desbandada de los propietarios y el encarecimiento de los alquileres.
La ministra Sira Rego en la manifestación de la vivienda en Madrid. | Europa Press

La manifestación del pintoresco sindicato de inquilinos en protesta por las dificultades para encontrar viviendas en alquiler a un precio asequible es uno de esos episodios grotescos que la izquierda nos brinda cuando está en el poder. La misma izquierda que lleva gobernando 6 años consecutivos salió ayer a la calle en Madrid para protestar por un problema que ella misma ha provocado y cuya responsabilidad atribuye en exclusiva a la Comunidad de Madrid, como si el Gobierno no tuviera nada que ver en un asunto de tanta relevancia.

Pero es el Gobierno izquierdista, con sus medidas, el que ha provocado la desbandada de los propietarios y el encarecimiento de los alquileres como consecuencia de la desprotección de la propiedad privada contemplada en la actual ley de vivienda, el verdadero origen del desastre actual.

Y es que las recetas de la izquierda, como ocurre siempre, se basan en coartar la libertad de los agentes económicos y distribuir subvenciones entre los afectados, dos medidas que solo agravan el problema de la vivienda de alquiler, como se está viendo en toda España y muy especialmente en ciudades como Barcelona, que han llevado los principios que inspiran a esta nefasta ley nacional a su máxima expresión.

La única manera de que aumente el número de viviendas en alquiler y bajen los precios es incrementar la oferta, algo que solo ocurrirá si los propietarios de los pisos vacíos encuentran incentivos suficientes para sacar sus inmuebles al mercado. De lo contrario, encontrar una casa de alquiler resultará cada vez más complicado por la retracción de un sector que la izquierda ha puesto en su punto de mira, con acusaciones que ya llegan hasta el terreno moral.

El presidente del Gobierno es, precisamente, uno de los agitadores más conspicuos en esta persecución de los propietarios de bienes inmuebles. En su reciente intervención en el World in Progress Barcelona, evento organizado por el Grupo PRISA este pasado fin de semana, Sánchez afirmó no querer "una España de propietarios ricos e inquilinos pobres", frase profundamente demagógica e impropia de un gobernante serio que quiere afrontar lealmente un problema social.

El propio Pedro Sánchez reconoció en ese mismo acto que "los precios no han parado de subir" porque "la oferta es escasa", pero en lugar de impulsar medidas eficaces para ampliar el parque de vivienda en alquiler como la liberalización del suelo, mayor seguridad jurídica contra la okupación y rebajas de impuestos, su receta es anunciar la reedición de un conocido programa de subvenciones a los jóvenes inquilinos que, como hemos visto en años anteriores, tiene un impacto irrisorio a escala global.

Pero la izquierda es inasequible a los razonamientos económicos elementales y su única misión es achacar todos los problemas creados por ella misma a sus rivales políticos, como hicieron este domingo en Madrid para bochorno de cualquier ciudadano que, al margen de su ideología, tenga una mínima idea cabal de cómo funciona el mercado de alquiler. Con su terquedad habitual, Sánchez y sus socios seguirán agravando el problema de los arrendamientos urbanos y desplazando su responsabilidad a las comunidades autónomas del PP, una burda operación de propaganda que ya solo se tragan sus votantes más cerriles, como pudimos ver este pasado domingo en las calles de Madrid.

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